Edificio Lola Massieu, hito arquitectónico y de sostenibilidad en el centro de Telde
Ayer se descubrió la placa del premio Miguel Martín Fernández de la Torre que le otorgó el Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria
Se llama Lola Massieu porque su promotora, Edificios Singulares, bautiza cada inmueble con un nombre específico que «le aporta cercanía y habitabilidad». Y se le denominó así porque está en pleno centro de Los Llanos, en la calle con la que Telde honra a la pintora grancanaria. Pero lo que de verdad ha puesto en el mapa a este edificio es su propio diseño, una estructura que lo ha convertido en un referente arquitectónico y de sostenibilidad. No en vano, el Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria le otorgó en 2020 el II Premio Miguel Martín Fernández de la Torre por su innovadora arquitectura y su estrategia medioambiental.
La distinción se dio a conocer en noviembre pasado, pero fue este jueves cuando este organismo pudo dejar constancia de este galardón mediante la colocación de una placa alusiva en la propia fachada del edificio. Al acto se acercaron la alcaldesa, Carmen Hernández, la consejera de Vivienda del Cabildo, Conchi Monzón, el gerente de Edificios Singulares, Miguel Ángel Suárez, y el arquitecto del residencial, Pedro Romera, del despacho Romera y Ruiz Arquitectos. En representación del colegio estuvo Ramón Cruz, vocal de Cultura y presidente del jurado que dio el premio.
Romera, que apuntó, además, que este edificio ha sido incluido entre los 24 proyectos seleccionados del Anuario de Arquitectura Española 2021, explicó que lo que caracteriza a este inmueble es que utiliza dos herramientas que ya existían en la arquitectura tradicional canaria: la ventilación natural y la protección del soleamiento.
Detalló que en Canarias los profesionales del sector se encuentran con dos problemas. Uno es la alta humedad, que hace que la sensación térmica sea superior a la temperatura real. Y el otro es el sol, que calienta mucho las casas. Así las cosas, la particularidad del diseño de Lola Massieu es que «aprovecha al máximo todos los sistemas de ventilación natural y de protección del sol».
¿Cómo? Uno, mediante una fachada ventilada blanca, que refleja al máximo la luz solar, que es la energía, y así permanece fría, como pasaba con las fachadas de cal de la arquitectura tradicional. Y dos, autoarrojándose sombra, con las casas apiladas, que es lo que hace que generen sombra unas sobre otras. «Se mueven respecto al plano de fachada». Y Romera recalca que no son pisos, sino casas. «Tienen zaguán, corredor, galería... Son una reinterpretación de los espacios de la arquitectura tradicional, que eran bioclimáticos».
Con esa misma filosofía, explicó, la plaza exterior (el edificio está retranqueado respecto a la calle), es el abatimiento de la fachada. Como si fuera un espejo, refleja la retícula de la fachada, «como si cada casa tuviera su propio patio».
La alcaldesa se congratuló de que «la ciudad albergue edificios singulares y comprometidos con el medio ambiente y con las energías renovables», como el Lola Massieu. Y Monzón lo puso de ejemplo. «Este es el camino que desde lo público debemos apoyar y fomentar».
La ventilación cruzada: aire acondicionado natural y gratuito
El edificio, con 25 casas de 50 metros cuadrados cada una (solo falta una por vender), destaca por la ventilación transversal mediante el acceso por calles en el aire, pasillos que se despegan de la fachada interior para proteger los huecos habitables y producir tiros verticales de aire, informaba Edificios Singulares en una nota reciente. Además, son pasillos iluminados por luz natural. El inmueble da a dos calles y por su estructura «permite la ventilación cruzada, una especie de aire acondicionado natural y gratuito», indica Romera.