La superficie agrícola cultivada de la isla se redujo en un 17,8% entre 2002 y 2019

Según el Mapa, en la isla solo se cosecha el 38,84% de la superficie agrícola, 11.280,24 de las 29.043,04 hectáreas plantadas en el pasado y el descenso en relación a la superficie cultivada en el año 2002 es del 17,86%. Casi dos terceras partes (72,34%) de la superficie cultivada es de regadío (8.160,54 hectáreas) y un 22,57% (2.546,35 hectáreas) es de invernadero.

El abandono de las labores agrícolas no afectó por igual a todos los cultivos. El de tomates sufrió la mayor pérdida en ese periodo, con diferencia, seguido por las plantas ornamentales, mientras que la superficie con frutales no ha dejado de crecer y la de plataneras, pastizales y viñas ha ido oscilando. Menguó también la de huerta pero sigue siendo el cultivo más extendido.

Así, el 39,14% de la superficie agrícola de la isla tiene ahora cultivos de huerta. Son 4.414,65 hectáreas, cuando en 2013 ocupaban 374,08 más y representaban el 46,17% de la superficie plantada y en 2002 eran 5.434,35 hectáreas y suponían el 44,02% del total. El descenso desde 2002 es de 1.039,07 hectáreas y roza el 20% (19,06).

Los frutales son ya el segundo cultivo, con 2.528,39 hectáreas que ocupan el 22,41% de la superficie activa. En 2002 era el cuarto, por detrás de tomates y plátanos. Ahora hay 737,74 hectáreas más que en 2002, un aumento del 41,20%, y 391,86 más que en 2013 (18,34%).

El cultivo de plataneras bajó hace años a la tercera posición, con 1.861,34 hectáreas en 2019 y el 16,50% de la superficie plantada. Es una caída leve en relación al año 2002, en concreto de 170,73 hectáreas y un 8,40%, porque desde 2013 la superficie ha vuelto a crecer en 97,19 hectáreas, un 5,51%.

El batacazo del siglo XXI se lo dio el tomate. Desde 2002 se han dejado de plantar 1.733,06 hectáreas de las 2.214,87 que ocupaba este cultivo, que entonces era el segundo y ahora es el cuarto más extendido. El desplome es del 78,25%. En 2013 eran 697,63 hectáreas.

La superficie dedicada a pastizales es hoy ligeramente inferior a la de 2002. Son 1.302,55 hectáreas frente a 1.343,34, aunque había aumentado en 2013 hasta 1.512,68.

La cultivada con viñas aumentó entre los años 2002 y 2013 de 195,30 a 226,82 hectáreas, pero desde entonces ha bajado hasta 208,76 en 2019.

El abandono del 88,06% de la superficie agrícola no cultivada en la isla, de 15.643,11 hectáreas de las 17.762,80 que no se cosechan, es prolongado, mientras que el del otro 11,94%, en concreto 1.807,01 hectáreas, es reciente, detalla el Mapa de Cultivos de 2019.

Solo 1.283,15 hectáreas de esas fincas abandonadas eran cultivos de invernadero, mientras que las de regadío ocupaban 671,67 hectáreas.

La cifra de superficie no cultivada en 2019, curiosamente, es inferior, a la registrada en los años 2002 y 2013, cuando las tierras aptas para cultivar que no se explotaban sumaban 19.343,45 y 20.661,59 hectáreas, respectivamente.