La sopa de la Virgen, el manjar de Carrizal

La sopa de la Virgen del Buen Suceso de Carrizal no es una sopa cualquiera. Su particular mezcla de sabores dulces y salados sorprende al paladar en la primera cucharada. Esta receta, que se remonta al siglo XIX y que ha ido pasando de generación en generación, se realizaba para consumir cada 15 de agosto por la mañana, de desayuno, después de la celebración de la víspera del día de la Virgen. En la actualidad algunas familias aún mantienen esta costumbre, una de las más antiguas que conforman la gastronomía popular de la zona, y muy pocos restaurantes se atreven a hacerla.

Siguiendo las enseñanzas de Antonia María Morales (Antoñita), que la heredó de su abuela junto con las cazuelas de barro, la Sociedad de Recreo y Cultural de Carrizal la incluye en su menú en cualquier momento del año, especialmente los fines de semana, aunque debido a la dificultad de su elaboración solo lo hacen por encargo, que tiene que hacerse al menos dos días antes.

Juan Ramón Vega, cocinero de esta sociedad y conocido como Juan el del Caldero por el restaurante que regentó anteriormente, la realiza desde hace un tiempo para que no se pierda esta tradición arraigada en el pueblo.

Para prepararla es necesario hacer el día anterior un caldo, igual que el que se elabora para la llamada sopa dominguera tradicional de Ingenio, que lleva carne de pollo, ternera con hueso y cerdo. A los que se le agrega garbanzos, cebolla, pimiento rojo, ajo y un poco de hierbahuerto.

Con esa base, se empieza a preparar la sopa de la Virgen como tal. Para ello, en una cazuela de barro se pone debajo una capa de papas cortadas muy finas y seguidamente rodajas de pan de puño de Ingenio, mucho mejor si es de uno o dos días antes. Sobre estos ingredientes se le añaden tiras de pimiento verde y hierbahuerto, además de los garbanzos, un poco de carne desmenuzada y canela espolvoreada, explica Vega.

Una vez confeccionada la primera capa, se vuelve a colocar otra exactamente igual, para finalizar con huevos por encima. De esta forma, se lleva al fuego, agregando un poco de caldo hasta que estén todos los ingredientes cocidos. Tras el reposo se decora con tiras de pimiento, hierbahuerto y canela.

Así, queda una sopa consistente, con poco caldo, que se suele comer directamente desde la cazuela para compartir en familia, acompañada por una copita de vino dulce, como Sansón.

El fin inicial de esta elaboración, según el área de Turismo de Ingenio, era calentar las madres de los mañaneros que habían estado toda la noche de bailoteo y de los que regresaban de la misa de primera hora de la mañana. Por eso, era muy habitual que los días antes del día grande de las fiestas, el barrio oliera al caldo de la sopa que se preparaba para el 15 de agosto.

En Carrizal se mantienen diferentes variantes de este plato. Una de ellas fue galardonada en 2001 en el Concurso de Gastronomía Canaria denominado Sabores Canarios. Al evento se presentó Rita Martín, quien aprendió a elaborarla de mano de su abuela Mamá Lola. La receta de Antoñita y la de Mamá Lola son las dos más importantes que se mantienen en este enclave.

La carrizalera Antonia Morales se ha encargado en varias ocasiones de mostrar esta elaboración a las nuevas generaciones, con el objetivo de que no se pierda. Incluso impartió una masterclass a alumnos del PFAE.

Y también con ese objetivo la mantiene el restaurante de la sociedad, que también se caracteriza por contar en su carta, los sábados por la noche o los domingos por la mañana, con la sopa dominguera. Varios bares y restaurantes de Carrizal mantienen esta tradición, que se extiende a todo el municipio. Asimismo, es costumbre que muchas familias se reúnan los domingos para consumirla también en sus hogares.

Vega, que es un valedor de la cocina canaria, explica que casi todas las comidas que ofrece en este recinto son de la tierra, así que puede encontrarse pata asada, rancho, ropa vieja, garbanzada, puchero, callos y caracoles, además de mojo de cochino, otra de las recetas tradicionales que se realizan en Ingenio.

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