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Telde.
Jueves, 30 de septiembre 2021, 06:54
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El Cabildo, a través de la Consejería de Política Territorial y Paisaje, ultima la regeneración paisajística del entorno de la GC-1, en el tramo que discurre entre Jinámar y Marpequeña, en Telde, con una inversión de 1,2 millones de euros (1.273.328) y la ejecución de cinco actuaciones. El presidente insular, Antonio Morales, aprovechó esta presentación para pedir el apoyo de los Ayuntamientos, empresas y ciudadanos para poner freno a la proliferación de vallas publicitarias que impactan negativamente en el paisaje, y que han sido repuestas sobre las fachadas y espacios que han sido rehabilitados y limpiados por el Cabildo. Al hilo de eso, planteó a los ciudadanos no consumir productos o servicios anunciados en ellas.
En este sentido, el presidente insular, instó a los medios de comunicación a trasladar tres mensajes a la sociedad, en primer lugar, que «es absolutamente necesaria» la colaboración de los ayuntamientos. «Si nosotros actuamos, hacemos una inversión de las características que estamos haciendo, con un esfuerzo económico para las arcas insulares, pero no se le hace un seguimiento, un mantenimiento, poco estaremos haciendo porque en poco tiempo podemos volver a ver en situaciones indeseables estos espacios».
En segundo lugar, un llamamiento a las empresas que están utilizando estos corredores para poner publicidad que, como decía César Manrique en Lanzarote, «es absolutamente innecesaria» al disponer de todos los medios existentes para que puedan vender sus productos y servicios, sin necesidad de destruir el paisaje y el territorio. «Hago un llamamiento a la responsabilidad empresarial».
Y una tercera: «La que nos corresponde a nosotros como ciudadanía, como consumidores, como usuarios de esos servicios y los productos que se nos intenta vender. Diferenciemos, hagamos un juicio crítico de lo que sucede. A lo mejor no deberíamos consumir los productos que atentan contra el medio, el territorio y el paisaje. A lo mejor como usuarios no deberíamos frecuentar aquellos espacios, centros o actividades que se proponen si no respetan el medio, el paisaje».
Antonio Morales y la consejera del área, Inés Miranda, realizaron una visita a las distintas zonas y comprobaron la transformación que han experimentado con estos trabajos, que forman parte del Proyecto Director de Regeneración Paisajística de la GC-1. Unas obras con las que, entre otras labores, se han retirado residuos y vertidos de una superficie total de 64.051 metros cuadrados, así como 13 vallas publicitarias; se han pintado 9.454 metros cuadros de edificaciones e instalaciones; se han demolido 6.090 metros cúbicos de invernaderos abandonados; se han movido 10.000 metros cúbicos de tierras; y se han perfilado 7.405 metros cuadrados de taludes y senderos.
La primera parada del recorrido les llevó a la zona agropecuaria del Barranco de La Rocha, el espacio existente en el margen derecho de la GC-1, en dirección sur, junto a Marpequeña. Con 327.323 euros se ha conseguido revertir el estado de degradación que presentaba. El segundo destino fue Bocabarranco y Los Cascajos, en el tramo de la GC-1 ubicado entre La Pardilla y la zona comercial de Las Terrazas. Aquí, con 635.046 euros de inversión, se han eliminado o restaurado las instalaciones agropecuarias de Bocabarranco y se ha acondicionado su zona industrial, y se ha regenerado el paisaje de invernaderos y los muros de Los Cascajos.
La última parada llevó a la comitiva al talud del polígono industrial de Jinámar, que se encuentra en el margen izquierdo del Barranco Real de Telde, limítrofe con ese polígono, y que coincide con la salida 6 de la GC-1. Un área que se hallaba en un avanzado estado de deterioro y que, tras estas obras, ya no supone un grave impacto paisajístico.
Los trabajos que han posibilitado el cambio han supuesto una inversión de 310.957 euros y, entre otros efectos, han hecho desaparecer las ocho vallas publicitarias que había en el espacio y han suavizado las pendientes, con un reperfilado, el relleno de cárcavas y la colocación de escollera en su base. Se mejoró la estabilidad del talud, que ya está acondicionado con una cobertura de rocalla volcánica y grava, y la plantación de cardones, buganvillas y adelfas, con su dotación de riego.
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