Vivió «una tortura» de 19 años de violaciones
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La víctima declaró ayer en la primera jornada del juicio contra su padrastro que llevaba una «doble vida» y que incluso se quedó embarazada de él«Siempre vi peligrar mi vida y accedí a hacer muchas cosas porque si no, sería mucho peor. Al ver que no podía con el enemigo, me tenía que unir a él para poder vivir. Era el peaje que tenía que pagar». De esta forma expresó ayer la denunciante el sentir de casi dos décadas «de violaciones continuas, control y amenazas» que sufrió a manos de su padrastro, con quien llegó a tener una «doble vida» a escondidas de su entorno, dijo en la primera sesión del juicio que se celebra contra Francisco S.O. El mismo se enfrenta a 14 años de cárcel por un supuesto delito de agresión sexual continuado y otro de quebrantamiento de condena, según la fiscal Teseida García, y 15 por los mismos delitos según la acusación particular ejercida por la letrada Antonia Santana. Mientras, la defensa que representó el abogado Roque García, interesó la libre absolución al entender que las relaciones que mantuvo con la denunciante fueron «consentidas y en edad adulta».
La denunciante relató a la Sección Primera de la Audiencia Provincial como conoció al acusado con 13 años «cuando mi madre empezó con él y empecé a vivir a su lado con 16. Llegué a la casa con las maletas y al abrirlas, me dijo que tenía las bragas roídas», dijo. A pesar de ese primer episodio, reconoció que «se hizo muy amigo mío, se ganó mi confianza y yo le contaba mis experiencias con los chicos. No veía maldad sino que se preocupaba y estaba ahí, era alguien de confianza», relató.
Todo fue «normal» hasta que al poco tiempo comenzaron las agresiones sexuales, según la declarante. «Recuerdo que me llevo a la habitación, me quitó el pantalón y las bragas engañada con hacer un juego para ver hasta dónde podía llegar. Se puso encima y me penetró. Me quedé en shock. No pensé que fuera a hacerme eso y que si ganaba el juego, me daba 20.000 pesetas», dijo entre sollozos. «Me dio el dinero y salí de fiesta para olvidarlo todo. Tomé pastillas y no se lo conté a nadie por miedo ya que me dijo que era un secreto entre los dos que iba a llegar a la tumba. Tenía miedo al rechazo y a la vergüenza».
El acusado, que se enfrenta a 14 años de cárcel, insiste en que la relación fue consentida
A partir de esa presunta primera agresión, la joven relató como las relaciones sexuales «completas y sin preservativo» se convirtieron en habituales. «Él era mi padre a la vista de todos, y una persona que tenía relaciones conmigo en la intimidad. Me decía que era un secreto que llevaríamos a la tumba».
Cuando cumplió 18 años, la denunciante contó que se intentó «suicidar en mi casa porque estaba desesperada. Mi madre estaba en Fuerteventura y me dijo que me marchara de esa casa que no quería que estuviera sola con él por rumores que le llegaron de que tenía algo conmigo. Sentía vergüenza, asco y miedo y me quería quitar de aquí porque era insoportable. Fui a la cocina y cogí pastillas de todas las clases y un zumo y me las tomé y acosté en el sillón. Fue un viernes y no me acuerdo de nada más. Él era el único que estaba allí y no me llevó al hospital», dijo.
Al despertar, «me advirtió que no me fuera de casa, que tenía que estar a su lado y me daba miedo diciéndome que si yo lo jodía una vez, él me lo haría tres veces», narró afectada. Incluso expuso que el acusado iba a su habitación «me sacaba fotos y me amenazó con ellas para que me acostara con él siendo menor».
Cuando cumplió 19 años, se quedó «embarazada de él y quise abortar porque mirar a un niño y a él me era imposible. Le dije a mi madre que fue con un chico y me acompañó a abortar a Telde», pero después de ese trance, «seguimos manteniendo relaciones sexuales hasta embarazada», detalló.
A los 20 años contó que conoció a su expareja y el acusado lo permitió «porque después del intento de suicidio me dio manga ancha para que no se me fuera la cabeza, pero mientras seguía manteniendo relaciones conmigo. A mi novio nunca le dije nada, no sospechó y, aunque tuviera una doble vida, procuré separarlo de todo», declaró.
Esa presunta manipulación que ejerció sobre ella, también la llevó a cabo sobre su pareja: «Llegó a convencerlo de que eran amigos y logró que él le contara nuestras cosas íntimas. Lo manipuló hasta que acabé separándome», describió. «No veía salida y siempre me decía que nadie me iba a creer, que me iba a quedar sola, que él era la cúspide de la pirámide, por lo que al separarme y venir de nuevo a Las Palmas a vivir, empezó a someterme de forma más intensa», relató. «No veía como denunciarlo, no sabía que hacer y al ver en la televisión noticias de casos parecidos, tenía claro que había abusado de mi. Por eso me fui a un psicólogo y no sabía cómo soltar 19 años de abusos. Tenía miedo, pero fui. Fue como cuando abres una caja y explota todo. Fue un lunes y me pasé una semana con arcadas», rememoró a la hora de explicar qué le motivó a denunciarlo.
«A día de hoy tengo pesadillas, días en los que no me puedo levantar del sillón y perdí un trabajo por crisis de ansiedad. Nunca quise tener nada con él y es mentira que mantuviéramos una relación sentimental», finalizó.
Posturas enfrentadas
Entre los testigos que declararon ayer, la madre de la víctima y su expareja afirmaron creer en su testimonio, pero por contra, su hermana manifestó que la relación que mantenía con su padre «era consentida».
«La relación de mi padre con mi hermana era normal antes de venirse a vivir a Las Palmas pero cuando se vino fue más estrecha. Se llamaban a diario y antes de dormir se daban las buenas noches e incluso, cuando a él le dio un infarto, se enfrentó a su familia porque quería estar siempre a su lado. Creo que había una relación mutua por lo que he visto y vivido durante años», argumentó esta testigo.