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En la sala principal hay restos carbonizados que denotan que se ha encendido un fuego en el interior. Arcadio Suárez

Viaje a la ruina de la Juventud

Las vallas que se colocaron para evitar el acceso al inmueble se han manifestado impotentes y el interior de la Casa de la Juventud aparece vandalizado

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 4 de octubre 2020, 01:00

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Es un viaje al desánimo. Descubrir la magnitud de los daños conociendo el importante papel que debía jugar el inmueble para la vida asociativa juvenil de la ciudad resulta todavía más desalentador. La Casa de la Juventud no solo se hunde por la inestabilidad del terreno, sino que además está siendo objeto de actos vandálicos, desde robo de cables hasta el encendido de pequeñas fogaleras, con pintadas y acumulación de basura y restos de obra.

La Casa de la Juventud, que solo estuvo operativa tres años debido a la aparición de graves grietas que anunciaban el peligro de colapso, sigue permitiendo el acceso a su interior. La valla colocada en el exterior para impedir el acceso se ha reconocido insuficiente y no son pocas las personas que entran bajo unos techos «si en un tiempo fuertes, hoy desmoronados», como ya refirió Quevedo al concentrar todo el pesimismo barroco.

La sensación de desasosiego crece a medida que avanzas por el interior del inmueble y se es consciente de la cantidad de dinero público que hay invertido en este edificio que se construyó sobre los rellenos que se hicieron para tapar un viejo vertedero incontrolado. Hay que recordar que aparte de los casi 900.000 euros que costó su construcción y que fueron financiados con el llamado plan Zapatero, hubo que añadir otros 60.000 euros para equipar el inmueble. A ello hay que sumar el coste del vallado exterior cuando las autoridades se percataron del riesgo que presentaba el edificio por sus problemas de cimentación, así como los 29.500 euros que se ha gastado el actual grupo de gobierno en dos informes periciales para tratar de encontrar una solución técnica para el edificio.

Bajo estos escombros que son el corazón de la Casa de la Juventud hay enterrados, por tanto, algo más de un millón de euros.

Ahora el Ayuntamiento está pendiente de conocer el pronunciamiento de los técnicos municipales para determinar si apuestan por derruir el edifico -cuyo coste no ha sido calculado- o si se sigue las recomendaciones del informe pericial y se opta por hacer una obra de rehabilitación del inmueble, que requeriría de una aportación de 313.342 euros.

Más allá de la cuestión económica, los daños del inmueble también reflejan el nivel de la respuesta política de la principal ciudad canaria. Cuando se estrenó, la Casa de la Juventud ponía fin a una espera de veinte años por un local pensado para los jóvenes de la ciudad. Ahora llevamos otros cinco mientras se materializa la mudanza de estas instalaciones al viejo Estadio Insular.

En el pleno de septiembre, la concejala del PP María Amador advirtió del riesgo que puede representar el acceso al edificio. «La Casa simboliza la gestión del PSOE», dijo, «sin apego ni respeto al dinero público».

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