Borrar

Una valla vista para sentencia

Tras años de espera, los vecinos de Maestro Rodó confían en que la justicia les abra la calle y puedan al fin tener una conexión viaria con la ciudad. La Audiencia Provincial ha señalado el día de mañana para el estudio, votación y fallo del recurso vecinal contra la valla de la urbanización privada que les corta el paso,

Domingo, 7 de mayo 2017, 13:02

Hay esperanzas que siempre terminan en un muro. Los saharauis están divididos por una valla; en EE UU, el presidente Trump quiere aislarse de los mexicanos; en España, Ceuta y Melilla también dan la espalda a África con concertinas; y en Cisjordania, Israel esconde y le niega el agua a los palestinos tras una muralla. Las Palmas de Gran Canaria no escapa a esta perversa tendencia. En el Barranquillo de Don Zoilo, un murete impide que los vecinos de la calle Maestro Rodó tengan acceso rodado al resto de la ciudad. La vía está hecha, pero los residentes de la urbanización privada Jardines de Chil no quieren que sea usada por el resto de la comunidad.

La valla de hormigón que impide el acceso de personas y vehículos fue instalada en octubre de 2003. Meses antes se había instalado una cadena y un cartel que ponía «privado», pero cuando el Ayuntamiento unió la calle privada -la de la urbanización- con la calle Maestro Rodó, la cadena devino en valla.

Esto provocó un largo proceso judicial que en 2014 sepultó las esperanzas de los vecinos de Maestro Rodó, ya que el juzgado de primera instancia 4 les negó la servidumbre de paso a través de la calle que tiene la urbanización Jardines de Chil y que mide 110 metros de largo. Esa sentencia fue recurrida y ha acabado por llegar a la Audiencia Provincial, que ha señalado el día de mañana para el estudio, votación y fallo de este asunto.

Los vecinos de Maestro Rodó tienen todas las esperanzas depositadas en un fallo que les abra la calle, que los saque del aislamiento. Hasta ahora, lo único que tienen son 186 escalones -175 en sentido bajada y 91 si se sube- que los aleja de la ciudad y que impiden que los servicios de emergencia y los camiones de reparto entren hasta sus casas.

Y esos escalones son otro muro para muchas personas mayores y algunas con movilidad reducida. «Hay gente que está en silla de ruedas que no puede salir a ningún sitio», denuncian los vecinos de la calle Maestro Rodó.

Pero lo peor son las emergencias. Los afectados recuerdan que hace poco se produjo el incendio de una vivienda y como los camiones no pudieron entrar, los bomberos tuvieron enormes dificultades para extinguir el fuego.

Casi dos décadas

Las algo más de veinte familias de Mestro Rodó contemplaron con esperanza de encontrar una salida decente desde su calle en 1998, cuando la promotora Guaylucky Internacional inició la construcción de la urbanización Jardines de Chil. Un año antes, había adquirido los terrenos al Ayuntamiento capitalino tras una subasta.

Cuatro años después, la constructora otorgó, en escritura pública, la servidumbre de paso a los vecinos de la calle Maestro Rodó. Sin embargo, en 2003 la comunidad de propietarios de la urbanización privada elevó una nueva escritura pública con la que se declaraba extinto el derecho de tránsito por su calle.

Sigues a Javier Darriba. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

canarias7 Una valla vista para sentencia

Una valla vista para sentencia