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Los vecinos muestran sus reivindicaciones con pancartas. C7

Recluidos tras unas escaleras

Vecinos de Casablanca I denuncian las restricciones de movilidad que sufren y piden ayuda al Ayuntamiento para instalar ascensores en los bloques

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 27 de mayo 2021

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En Casablanca I la vida se detiene en la escalera. Los escalones son la frontera que recluye a muchos de sus vecinos, los que acumulan más edad, en un confinamiento arquitectónico que les impide acciones cotidianas como subir la compra o salir a dar un paseo. También son un castigo, que se refleja en el rosario de cicatrices que pueblan las articulaciones de estos ciudadanos como prueba del desgaste a que están sometidas.

En lo alto de la loma que azota el alisio, los escalones son el último obstáculo, al que no se resignan sus vecinos. Por eso, desafían al viento y en uno de los bloques ondean carteles en los que se reclama al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria una ayuda para poder instalar ascensores en los edificios.

Las rodillas de María Aurora Farías son las que, con más elocuencia, exponen la necesidad del ascensor. Cuando le operaron del menisco, bajaba sentada, arrastrándose por la escalera. «Y luego, cuando llegaba abajo, me cambiaba el pantalón en casa de mi vecina del primero», explicó. Pero con la segunda intervención quirúrgica, en la que le pusieron una prótesis en la otra rodilla, ya no tuvo ni esta opción. «Me tuve que ir a casa de un familiar en San Cristóbal porque allí es llano», detalló esta vecina.

Los vecinos reclaman mayor atención a los problemas de Casablanca I. C7
Imagen principal - Los vecinos reclaman mayor atención a los problemas de Casablanca I.
Imagen secundaria 1 - Los vecinos reclaman mayor atención a los problemas de Casablanca I.
Imagen secundaria 2 - Los vecinos reclaman mayor atención a los problemas de Casablanca I.

Los problemas crecen a medida que las escaleras suben hacia lo alto. Se suceden tramos de dieciocho y dieciséis escalones. «Llego asfixiada», reconoce con su corazón cansado María Rosa Benítez.

«Y la del último hay veces que ni puede salir», prosigue María Aurora Farías. Se refiere a Carmen Sosa, que está esperando a que le den hora para ponerse una prótesis. Este lunes decidió coger la muleta para mostrar al periodista lo que es subir y bajar con la muleta en la que apoya los pasos. «Esto es no tener vida, no hay calidad de vida», resume mientras recupera el resuello.

«He estado hasta quince días sin salir de casa», expone esta mujer que también está afectada de fibromialgia, «hay días en los que ya no tengo fuerza para nada».

Ana María Navarro, que hoy lleva al pleno municipal su petición de ayuda para instalar ascensores en los bloques de Casablanca I, resume la situación de sus vecinos con dos palabras: «están encarcelados».

Con pocos recursos

Estos vecinos de Casablanca I solicitan al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria una ayuda para romper las barreras físicas que los retienen en sus casas porque su capacidad financiera no les permite afrontar el gasto de instalación de un ascensor. La comunidad de propietarios acaba de afrontar la reparación de humedades y la instalación de nuevas tuberías «y yo no soy capaz de pedirles para una nueva derrama», señala Ana María Navarro, quien apunta que la mayoría de los vecinos que queda en su bloque es pensionista.

Estos vecinos creen que el edificio tiene un espacio en la parte trasera, lo que conllevaría a perder una parte de los ventanales por los que entra la luz natural en el bloque. A cambio, eso sí, ganarían calidad de vida, pues ya no tendrían que dejar parte de la compra en el coche, a la espera de que llegue algún familiar para ayudarles a subir las bolsas.

En la parte alta de este barrio se tiene la sensación de que las instituciones no atienden sus necesidades. «Es uno de los barrios que está a la entrada de la ciudad y si estuvieran todos los bloques pintados sería algo bonito», dice la representante vecinal, «pero ni eso nos dan».

Desde lo alto de la loma miran hacia Tres Palmas o El Lasso, donde sí se han impulsado acciones de mejora cromática. «Tenemos las mismas necesidades que otros barrios pero a nosotros nos tienen abandonados», prosigue Ana María Navarro. Los vecinos señalan también a las aceras, que solo se han tocado una vez en cincuenta años, y al barranco que se despeña frente a sus viviendas. Allí, proponen una actuación de adecentamiento y un relleno sobre el que construir un parque y una zona de aparcamientos.

Sus peticiones serán escuchadas hoy en el Salón Dorado tras el debate de una moción del PP en favor del establecimiento de una convocatoria anual de subvenciones para la rehabilitación de viviendas. Ciudadanos añade a esta propuesta el impulso de una campaña para fomentar la conservación de los edificios.

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