Una psicóloga advierte de los peligros de Internet para los menores: «Si hay indicios de que ha sufrido ciberacoso los padres no deben dramatizar»
La experta Alejandra Izquierdo señala que a las posibles 61 víctimas de la operación 'Fake manager' no hay que «culpabilizarlas» y deben pedir «ayuda externa»
En un mundo donde la comunicación familiar a veces es difícil, la psicóloga Alejandra Izquierdo, especializada en trauma y que cuenta con un centro de psicología llamado Symbios, cree que en casos como la operación 'Fake Manager', donde hay al menos 61 posibles víctimas de agresión sexual y captación de menores, si hay sospechas de que un menor puede ser víctima de ciberacoso lo mejor es tener un primer acercamiento con ellos «ejemplificando», aunque dependiendo siempre de su edad. «Se le puede dar información, pero no de manera directa, si no indirecta». La psicóloga cree que es importante en un primer acercamiento «no dramatizar» y hacerlo de forma «tranquila».
Si hay sospechas de que un niño o niña está sufriendo 'grooming', que es el anglicismo que se utiliza para definir a la práctica en la que un adulto se hace pasar por un menor de edad en Internet para ganarse una relación de confianza, para pasar después al control emocional y finalmente al chantaje con fines sexuales, los padres deben mostrarse «seguros» porque el niño tiende a «culpabilizarse» y esa confrontación tiende a que el menor «se cierre» bastante más. «Es importante abordar este tema desde una manera casi anecdótica», afirma tajantemente la especialista en trauma.
Algunas de las frases que transmitiría la experta a los pequeños para que sientan que confesar lo que les haya podido ocurrir sea seguro serían: 'Te vamos a creer', 'no te vamos a cuestionar', 'simplemente queremos protegerte' o 'tú no vas a tener consecuencias'.
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Sobre si hay una edad para explicar a los niños cual es el límite corporal y cómo protegerlo, Izquierdo señala que «no la hay». «La enseñanza se va adaptando a la edad correspondiente, pero es idóneo que vayan aprendiendo cual es el límite de lo físico, que hay ciertas partes de su cuerpo que son íntimas que nadie puede ver ni tocar, solo mamá y papá», reflexiona.
«Es importante abordar este tema tan complicado desde una manera casi anecdótica»
También piensa que hay que crear un ambiente en el que el pequeño se sienta «cómodo» contando algo, aunque no sea «grave». «Si tiene confianza pronto con los padres será todo más fácil, porque los menores no saben diferenciar entre emociones, pero sí saben decir 'me gusta' o 'me desagrada'», añade rotundamente.
El uso del móvil y de las redes sociales es otro de los temas que hay que «controlar», aunque siempre hay que diferenciar las edades. «No es lo mismo un niño con 17 años que con ocho años», indica desde el otro lado del teléfono. Para ella, los menores siempre deben de tener una supervisión, modulada en función de la «madurez». «El mundo digital no es seguro para los niños, los padres tienen la responsabilidad de controlar e incluso limitar. Los pequeños no tienen la capacidad de protegerse», concluye la psicóloga especializada en trauma.
«No hay que martirizar al niño si permaneció en silencio», apunta
Si el niño es uno de los 61 menores perjudicados que Kenneth V.V. presuntamente abusó sexualmente, la psicóloga especializada en trauma manifiesta que es importante no «dramatizar» el asunto. «No se acabó la vida, no hay que responsabilizarle del acto ni de haber permanecido en silencio», incide la experta. Por eso, es esencial no hablar «constantemente» del tema. «El niño puede entrar en bucle y tener una retraumatización debido a la repetición del tema por parte de los familiares y amigos», dice Izquierdo.
¿Y cómo se gestiona el impacto mediático en casos como este, bautizado como 'Fake manager'? La psicóloga lo tiene claro. «En este caso tiene dos vertientes, una de ellas favorece a la víctima porque ve que no está sola, que hay más afectados y le anima a denunciar», apostilla. La otra vertiente es los comentarios «bien» intencionados, pero «hirientes» que puede haber en prensa o redes sociales. «Hay que tener mucha conciencia social y entender que la culpa siempre es del agresor», sentencia.
Por último, Alejandra Izquierdo pide que la ayuda externa es «fundamental» en estos casos. «Si no hay un profesional ayudando a la víctima estamos poniendo paños de agua fría ya que al menor se le ha roto todo su sistema emocional y relacional interno», concluye.