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Los vecinos de Piletas piden una solución a su problema de aparcamiento. Arcadio Suárez

Piletas reclama más aparcamiento y menos tráfico

El barrio solicita un acceso independiente a Isla Perdida que alivie de tráfico Galilea, su vía principal, que tiene doble sentido y la prohibición de aparcar en uno

REBECA DÍAZ GONZÁLEZ

Domingo, 16 de agosto 2020

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Aparcar en el barrio capitalino de Piletas no es tarea sencilla, aseguran quienes viven en él. Este núcleo de más de medio siglo de vida en el que, como explica su vecino Eloy García, «no había agua, luz ni alcantarillado» y los propios residentes «asfaltamos las calles con maquinaria que nos dejó el Cabildo», gran parte de las casas se edificaron sin garaje porque nadie imaginó que con los años la mayoría de los hogares en lugar de disponer de un coche -en el mejor de los casos- tendrían hasta tres y cuatro por familia.

Esta circunstancia marca la vida de una zona en la que, explica Yeray Castellano, presidente de la asociación de vecinos Santa María Goretti, no existen zonas habilitadas para el aparcamiento y el transporte público «no es una alternativa». Y pone a modo de ejemplo el hecho de que el servicio de la línea 44 de Guaguas Municipales (Santa Catalina-Isla Perdida) que opera en la zona, a día de hoy no ha recuperado la frecuencia que mantenía con anterioridad a la pandemia. «Se ha restablecido, pero no del todo», asegura.

Añade que al problema de la escasez de estacionamiento se suma la alta densidad de tráfico que registra un barrio que, además, es paso obligado para acceder a Isla Perdida. Un núcleo que, apunta Begoña Amador, también integrante de la asociación de vecinos Santa María Goretti, ha crecido considerablemente en población y en empresas, lo que se traduce que un elevado nivel de circulación especialmente en la calle Galilea, la vía principal de Piletas.

La intensidad de tráfico y el doble sentido que mantiene esta vía, por la que al margen de vehículos particulares y de empresas circula el transporte público, es la que llevó a prohibir el aparcamiento en el sentido subida hace algo más de cinco años, restringiendo así aún más las zonas de estacionamiento del barrio, denuncian sus residentes.

«Lo pidieron los chóferes de guaguas», expone Pepa Martínez, una de las vecinas afectadas «porque no tenemos espacio para aparcar ni fluidez porque hay mucho tráfico del barrio de al lado», que aclara que los conductores se quejaron porque tenían problemas para realizar su trabajo.

Sin embargo, los residentes han continuado aparcando en esa parte de la calle Galilea porque no tienen dónde dejar sus vehículos, señala el presidente de la organización vecinal, quien critica que al centro comercial Alisios «se le dotara de un aparcamiento exterior en condiciones» mientras que «los vecinos de Piletas, que llevamos toda una vida aquí, seguimos esperando por soluciones».

En opinión de Begoña Amador, dejar de aparcar en la subida de Galilea supondría dar vía libre a los que no respetan el límite de velocidad de 40 kilómetros por hora que rige en toda la vía, pese a la presencia de bandas sonoras disuasorias. «Pasan a unas velocidades increíbles», afirma, «y si yo les dejo encima ese acceso libre, entonces esto es ya la autopista». Y es que señala que «hasta las guaguas cogen velocidad cuando no hay coches», algo que ya «he denunciado yo en el Ayuntamiento y no se ha hecho nada».

«En esta calle no ha pasado una desgracia porque Dios es grande», añade Eloy García sobre el exceso de velocidad de algunos vehículos. Y es que el disco que la limita en la vía «no lo respeta nadie», corrobora Sebastián Amador, otro vecino de Piletas.

Esta semana la Policía Local comenzó a acudir a la zona a advertir de la prohibición de estacionar, algo que los vecinos indican ya había hecho con anterioridad. Y el miércoles «comenzaron a sancionar», añaden al tiempo que critican que se les multe en lugar de darles soluciones a un problema que dicen el Ayuntamiento conoce sobradamente por los «muchos escritos que hemos presentado».

«Entendemos que la Policía está haciendo sus funciones y que está prohibido aparcar», pero «si la Policía llega a este barrio, cómo no llegan los políticos a poner la solución», plantea Yeray Castellano, quien no duda en manifestar que los vecinos «echamos de menos que la concejala de distrito realice sus funciones» y traslade las quejas del barrio «a sus compañeros de gobierno».

Acceso a Isla Perdida

Los afectados alertan de que este problema del aparcamiento no se limita a la calle Galilea, «sino que en el resto de las calles también hay problemas de aparcamiento». Por eso plantean como solución que «abran una salida a Isla Perdida» que no haga necesario que la guagua retorne a Piletas, lo que creen que rebajaría la intensidad del tráfico en Galilea, para la que piden un único sentido de circulación.

En cualquier caso, desde la asociación vecinal exponen que el Ayuntamiento «dispone de técnicos» que son los que deben estudiar la solución a la situación que denuncian. «Este no es un problema de Policía ni de Movilidad, sino de Urbanismo, y Javier Doreste debería liderar la acción», comenta su presidente.

Mientras llega la respuesta municipal, los residentes piden que se les autorice a estacionar en la calle Galilea a partir de las 20.30 horas, cuando muchos regresan del trabajo, y «en el barranquillo entre Piletas e Isla Perdida», como hacían hasta «principios del mandato anterior».

También proponen al Ayuntamiento capitalino que expropie «la gran explanada que hay a la entrada del barrio» y la habilite como aparcamiento.

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