Las Palmas de Gran Canaria

Una oruga trepa por San Juan

Las Palmas de Gran Canaria creció sobre sus riscos, pero en tiempos antiguos, sin planificación urbanística, estas laderas pobladas se fueron desarrollando en un intrincado paisaje de callejones verticales e inaccesibles. Por eso la movilización ciudadana ha traído hasta el barrio de San Juan la primera silla oruga de Canarias, reclamada por la Asociación de Vecinos Artemi y financiada por el Cabildo de Gran Canaria.

En una de esas acaloradas reuniones del colectivo vecinal un vecino del barrio trajo la idea. Había visto algo similar en un viaje a La Gomera y, de inmediato, pensó en que esta sería una solución a la realidad de un barrio en el que residen unas 5.000 personas y con una alta tasa de personas de edad avanzada en su censo.

Antonio Marrero es el líder vecinal. Él dice que una vez conseguida esta silla toca ahora armonizar su uso entre los vecinos. «Hemos comenzado a elaborar un censo entre las personas que podrían necesitarla. Llevamos diez personas anotadas», explica matizando que su demanda irá creciendo cuando recurrir a ella se instale en la dinámica del barrio.

Esta silla oruga ha tenido un coste de 3.500 euros. Para su uso será necesario coordinar la petición con la asociación de vecinos, que además de elaborar un listado de potenciales requerientes también lo hará para la formación de un cuerpo de voluntariado para movilizar a las personas que por sus condiciones no puedan afrontar las escarpadas escaleras por sí mismas.

Marrero y el equipo ejecutivo de Artemi mapean el risco descubriendo las dificultades a los que sus residentes se miden. «Vamos a seguir estudiando, caso por caso a través de los múltiples callejones que hay en el barrio, las necesidades que puedan tener las personas que requieran este servicio», indica.

Porque esto nace de una mirada más amplia, que da un paso con la llegada de la oruga a sus escaleras, pero que necesita de una ordenación mayor que dependen del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. «El proyecto San Juan Accesible nace de la necesidad de ofrecer a los vecinos que se ven impedidos una vida más allá de los límites que marcan sus callejones. Se ven con una frontera de la que no pueden salir. Es mucho más amplio que la compra de la silla oruga, contempla líneas de actuación de ese plan especial para San José y San Juan en el que van incluidas rampas para mejorar la movilidad y la accesibilidad», indica Marrero.

La llegada de la silla oruga levantó mucha expectación. Su presentación tuvo lugar en la confluencia entre la calle del Practicante Romero Montenegro con la de Copérnico. En esa curva pronunciada, presidida por una casa amarilla y azul cuya fachada se pintó así tras el ascenso de la Unión Deportiva en mayo de 2023, las motos pasaban a gran velocidad. Algunas pilotadas por niños pequeños sentados a horcajadas delante de sus padres.

Hasta aquella pronunciada rampa que nace en el corazón del barrio, junto al colegio Alcorac Henríquez y la iglesia, y que desemboca en la ermita en la encrucijada con San José, llegaron distintas vecinos. Estrella fue una de las más llamativas. Tocando los ochenta, llegó derrochando energía y explicando la repercusión que tienen sus vídeos en TikTok. Ella no necesita de este recursos pero desde el colectivo Artemi tiene claro la utilidad que tendrá para el barrio.

Esa utilidad que creen los vecinos que tendrá esta silla oruga va mucho más allá de la que tendrá para las personas que ven dificultada su movilidad. «No solo pretendemos que esto trate de sacar al vecino a la calle. También puede ir de la mano de un programa de acompañamiento, en el que una persona que esté formada pueda estar con el vecino dando un paseo por el barrio», señaló Marrero.

La actividad de la silla oruga será visible a partir del próximo mes de septiembre. La empresa que distribuye este elemento mecánico será la encargada de dar una formación a los voluntarios de Artemi sobre el uso que se le puede dar. Su principal novedad con respecto a unidades anteriores, que son muy utilizadas por el Servicio Canario de Salud, es el ancho de sus ruedas traseras. Lo que permite que más allá de salvar escalones también haga más confortable el paseo.

Antonio Marrero recordó que la población del barrio de San Juan está notablemente envejecida, pero que en los últimos años vive un proceso de rejuvenecimiento debido a la población foránea que ha elegido el risco para vivir. Y eso lo considera una oportunidad. «Abrimos la puerta a que las instituciones o las distintas ONG's que quieran participar en este proyecto lo hagan. Hemos hablado con un colectivo que está muy interesada, de acogimiento de migrantes. Están muy interesados en participar porque creen que es una muy buena oportunidad para integrarse en el barrio en la parte de acompañamiento», señala.

En el acto estuvieron presentes el cabildo de GranCa naria, a través de su vicepresidente Augusto Hidalgo, y el Ayuntamiento de Las Palmas de GranCanaria con la concejala de distrito Nina Santana. Hidalgo recordó que la financiación parte de su área pero gracias al impulso de la Asociación de Vecinos Artemi.

Esta asociación es activa y consigue resultados. De esa vocación comunitaria nació un proyecto de hidrantes, para seguridad del barrio, que como confesó el propio Hidalgo, que le dio salida en su época como alcalde de la ciudad, ni siquiera se le había ocurrido a los técnicos municipales. La mecha de la convivencia nace en la calle más cercana.

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