Operación Íncubo: el mito que revela la oscuridad de una red criminal de pederastia en Gran Canaria
El nombre de esta investigación sobre explotación infantil no fue elegido al azar, evoca una figura demoníaca que encarna el abuso, la seducción y el terror, en un caso que conmociona por su magnitud y simbolismo
Las operaciones policiales suelen recibir nombres que captan la atención de la ciudadanía. Algunos suenan misteriosos, otros parecen sacados de películas, y hay quienes los interpretan como pistas sobre el tipo de delito investigado. Aunque a veces parezcan elegidos al azar, estos nombres cumplen funciones específicas, proteger la confidencialidad, facilitar la comunicación interna o enviar un mensaje simbólico a la opinión pública.
Uno de los casos más llamativos por la denominación que recibió es la Operación Íncubo, una investigación sobre una red de explotación sexual infantil que afectó a decenas de menores y en la que están implicadas múltiples personas. El nombre no fue escogido al azar, remite a una figura mitológica cargada de simbolismo.
El nombre de esta operación proviene de la figura mitológica del íncubo, un ser maligno de apariencia masculina que, según la leyenda, se aprovecha de las mujeres mientras duermen para mantener relaciones sexuales con ellas. En contraposición, existe la figura del súcubo, un demonio femenino que seduce a los hombres con fines similares. Esta dualidad representa el peligro de sucumbir a los deseos carnales y plantea una reflexión sobre la lucha entre el deseo y la moralidad.
El término íncubo proviene del latín 'incubus', que en español puede traducirse como pesadilla». A su vez, está relacionado con 'incubare', que significa tumbarse. Su significado está estrechamente vinculado con una serie de demonios sexuales mencionados en la Biblia, considerados responsables de sueños perturbadores y aterradores. En tiempos antiguos, estas criaturas mitológicas se utilizaban para explicar fenómenos que no tenían una explicación científica en la época, como la parálisis del sueño o las alucinaciones nocturnas.
Durante la Edad Media, se creía que estos seres podían ser los causantes del nacimiento de criaturas deformes, como brujas o monstruos que aún hoy forman parte del imaginario colectivo. Además, se les atribuía la capacidad de absorber la energía vital de las personas, provocando su debilitamiento físico. Su representación física ha variado con el tiempo, pero comúnmente se les describe con colas, cuernos o alas, rasgos que los identifican como entidades demoníacas.
La elección del nombre Íncubo para esta operación no es casual. Alude a seres mitológicos que, encarnados en cuerpos humanos de gran belleza y sensualidad, localizaban a sus víctimas y las sumergían en una especie de trance o sueño para luego abusar sexualmente de ellas.
La investigación mantiene como presunto cabecilla de la red de prostitución a Yino A. B., acusado de comandar la captación al menos a 34 menores.
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