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Dolores Santamaría defiende la actividad de la vivienda vacacional. Cober
«Con esto mantengo a mi familia»

«Con esto mantengo a mi familia»

Los pequeños propietarios de viviendas vacacionales en la capital grancanaria advierten de que la regulación los condena al cierre o al desempleo

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 26 de julio 2020

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A Dolores Santamaría, que gestiona su vivienda vacacional y el de otros seis propietarios, el estrés que le ha provocado la nueva regulación municipal del piso turístico le está afectando a su salud. «Es que no sé si me voy a quedar sin trabajo», expone. La obligación que conlleva la regulación de estos alojamientos extrahoteleros en el Plan General de Ordenación -acceso separado a otras viviendas y prohibición de estar por encima de cualquier piso residencial- la empuja al cierre. «Yo vivo de esto, con lo que genera puedo mantener a mi familia», asegura.

El apartamento que le dejó su padre, un inmueble de 40 metros cuadrados cuya ubicación prefiere no dar por seguridad, salió al mercado turístico en 2015. «Yo lo atiendo, lo limpio..., hasta que se produjo la pandemia, llevaba ya cinco años sin vacaciones», relata, «pero la nueva norma del Ayuntamiento puede ser la ruina, como lo aprueben me voy al paro con dos niños».

El Consistorio quiere incluir la figura de la vivienda vacacional en el planeamiento el viernes que viene en sesión plenaria. Aunque el gobierno ha explicado que lo único que hace es trasladar los requerimientos que ya existían en la ordenanza de edificación, el sector de la vivienda vacacional lo ve como una amenaza.

Una vivienda vacacional en la parte baja de La Isleta
Una vivienda vacacional en la parte baja de La Isleta Arcadio Suárez

Juan Miguel de León, de Flatguest, una agencia que gestiona cincuenta viviendas vacacionales en la ciudad, asegura que el impacto será devastador entre los pequeños propietarios, que constituyen el 95% de su clientela. «Tenemos bastantes propietarios que son jubilados para los que esto es un ingreso complementario», detalló, «pero también hay personas que están afectadas por un Expediente de Regulación de Empleo o parados que están muy preocupados por la nueva situación».

Francisco González es otro vecino de la capital grancanaria que tiene activos dos inmuebles para uso turístico: Virginia's dream y Eva's dream. En su caso, ambos representan un sustento importante, pues aseguran los ingresos para mantener su empresa. «No creo que éste sea el mejor momento, hace más mal que bien», dijo en relación a la iniciativa municipal, «da la sensación de que se intentan poner unas normas sobre las que no hay una certeza clara de que exista la capacidad para ejecutarlas».

Alerta de que el impacto económico de una posible limitación de la vivienda vacacional no se ciñe únicamente a este sector alojativo, sino que también se extenderá a restaurantes, lavanderías, cafeterías, etcétera, que se benefician del turismo que opta por este tipo de alojamiento. «La vivienda vacacional también genera empleo y hace que los beneficios se queden aquí», señala Francisco González.

Rápido crecimiento

La vivienda vacacional empezó a dar sus primeros pasos en la capital grancanaria hace unos siete años, si bien en los últimos tiempos ha experimentado un fuerte crecimiento. De acuerdo a los datos del Patronato de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, la ciudad dispone en estos momentos de un total de 18.113 plazas alojativas, de las que 9.380, esto es, un 52%, son ofertadas por la vivienda vacacional.

Por comparación, las plazas hoteleras alcanzan la cifra de 6.887 en todas las modalidades -urbano, emblemático, rural...-, mientras que los apartamentos aportan 1.384; las casas emblemáticas, otros 180; las casas rurales, 14, y las pensiones, 264.

El impacto de estos cierres podría tener sus consecuencias para el destino, ya que podría generar un aumento de precios. Pero también un aumento de inmuebles vacíos. Otro propietario de vivienda vacacional, que prefiere permanecer en el anonimato, se decidió a dar el salto a la actividad turística después de varias malas experiencias, incendio incluido, con el alquiler residencial. «Los inquilinos me daban muchos problemas, por eso empecé con el turismo en 2017», explica, «no ganamos más dinero con el alquiler vacacional porque si descuentas la limpieza, la comunidad o los impuestos que pagamos no hay tanta rentabilidad económica como se supone». Pero reconoce que el suplemento que representa sí compensa «en tranquilidad». Hay que tener en cuenta además que la ubicación de la vivienda en las grandes plataformas de alquiler vacacional les obliga a hacer un desembolso que está en torno al 17% del precio.

Para él, «la exigencia de la entrada individual es decir que no quieren la vivienda vacacional». Y lo tiene claro: «Si lo aplican, cierro la casa».

La opinión general de las personas consultadas por este periódico es que más que imponer nuevas normas, las administraciones deberían reforzar el sistema de inspección, en especial para sacar del mercado las que se encuentran de manera irregular y que representan una competencia desleal.

Además insisten en que no se generan problemas de convivencia con los residentes, como demuestra que solo haya habido quince denuncias en cuatro años.

Las cifras del sector

  • 2.420 Es el número de viviendas vacacionales que están dadas de alta en el registro del Cabildo de Gran Canaria. Se considera que ni un 5% de ellas podrá cumplir los requerimientos municipales incluidos en el Plan General de Ordenación.

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