La MetroGuagua cambia Galicia

Asegura que «el cliente del mercado es fiel, porque le atendemos bien y hay producto fresco», por lo que de momento no ha notado descenso en las ventas. Pero sí reconoce que la actuación es un trastorno tanto para los negocios, a la hora de descargar la mercancía, como para la clientela, «que tiene que ir a cien metros para coger un taxi».

Paula Monje abrió hace dos meses su negocio de manicura en esta vía y espera que el proyecto suponga una mejora para la zona y para los comercios. «Los obreros nos dicen que va a quedar espectacular», apunta esta argentina que residió varios años en Marbella y que ha recalado en la capital grancanaria porque «mi marido es un amante del surf y se enamoró de la isla, pues puede practicarlo todo el año».

Entiende que la obra es una molestia, «pero hay que esperar para que todo esté bonito, no se puede hacer con una varita mágica». A su juicio, las restricciones al vehículo privado «pueden fastidiar un poquitito, porque el movimiento hace que también se vean las tiendas», pero cree que «puede llegar a sumar».

Fabiola Marrero es empleada de una joyería y no ve claro el proyecto. «Creo que es mucho rollo para el beneficio que va a tener para la ciudad», indica. Esta usuaria de Guaguas considera que el nuevo sistema de transporte colectivo «tendrá el recorrido de la 12». Además, afirma que las obras han perjudicado al aparcamiento en un entorno que ya carecía de plazas y son «un lío para los proveedores».

Vidina Navarro trabaja en una peluquería y dice que entre su clientela hay muchas personas mayores que se han visto perjudicadas por los trabajos. «Esta semana pusieron la acera», explica. Pese a todo, confía en que el hecho de que la circulación se limite al transporte público puede ser bueno. «Esperemos que nos vaya bien porque habrá más tránsito de gente», apunta mientras peina a una clienta.