La crisis de la Covid-19 aísla a los barrios de la periferia urbana
En barrios como Siete Puertas o Cuevas Blancas la movilidad es un lujo, pese a la desescalada. Los vecinos del extrarradio capitalino denuncian su aislamiento por los recortes impuestos en el transporte público colectivo a consecuencia de la pandemia del coronavirus
En Las Mesas, si un vecino pierde la guagua de las ocho de la mañana, para ir a Santa Catalina en un servicio de Global, deberá esperar hasta las dos de la tarde. Los de Cuevas Blancas apenas tienen un par de conexiones diarias con el resto de la ciudad. En Los Giles y Tenoya, el transporte pasa cada dos horas. Y en Siete Puertas, la guagua no cubre todo el barrio. Para ellos, la desescalada es una quimera. Estos vecinos lamentan que apenas haya diferencias entre el confinamiento y la nueva normalidad que se abre paso en el resto del término municipal capitalino.
La federación de asociaciones de vecinos Las Medianías ha puesto el grito en el cielo por esta situación que afecta a los barrios más alejados de los distritos de Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya y de Vegueta-Cono Sur-Tafira. «Estamos totalmente incomunicados», explica el portavoz de los colectivos vecinales, Alexis Rodríguez.
El secular problema del transporte público en la periferia de Las Palmas de Gran Canaria se ha visto agravado ahora con las limitaciones impuestas al aforo de las guaguas como consecuencia de la crisis sanitaria de la Covid-19. «La línea 233 de Global (Santa Catalina-Los Giles-Tenoya Alta) solo sale las horas impares», expone el presidente de Las Medianías, Miguel Almeida, «como pasa cada dos horas, se reúne mucha gente y enseguida dejan de coger a clientes porque no pueden ir con más del 50% del aforo, de modo que los vecinos se quedan tirados en la calle».
Así las cosas, en barrios como Siete Puertas, no queda otra que caminar. Según Benito Monagas, presidente de la asociación de vecinos Palsibar, «hay que ir caminando dos kilómetros para intentar coger la guagua que baja de Santa Brígida, o bien andar hasta la Casa del Gallo, que son otros tres kilómetros más, con el peligro que esto conlleva porque por esa carretera no hay ni arcén».
La federación Las Medianías exige un mayor compromiso por parte del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria a la hora de defender las mejoras del transporte público para estos barrios, mayoritariamente servidos por Global. «Existe buena disposición por parte del Ayuntamiento pero el problema hay que solucionarlo en la Autoridad Única del Transporte», lamenta Alexis Rodríguez.
«Parece que la ciudad termina en Siete Palmas y en Lomo Los Frailes», añade Monagas.
Estos vecinos se muestran críticos con la falta de interés mostrada por el consejero de Transportes del Cabildo de Gran Canaria, Miguel Ángel Pérez, hacia su problema. «Le hemos mandado mensajes al consejero y no responde», denuncia Rodríguez, «llegado a este punto, la federación tiene que denunciarlo porque representamos a veintinueve asociaciones de vecinos».
Monagas propone que si no hay solución a su problema, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria debería plantearse cubrir todo el municipio con las guaguas amarillas.
Los vecinos confían en que se pueda activar la prueba del transporte a demanda que se planteó a fines del año pasado en algunos barrios del distrito de Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya. Se trata de una experiencia piloto que convertirá al taxi en un servicio de transporte colectivo regular, de modo que se articularán líneas entre los barrios y el intercambiador de Tamaraceite, situado en Cruz del Ovejero. Y desde allí los vecinos irán en líneas lanzaderas a los principales puntos de la ciudad.
La federación de asociaciones de vecinos Las Medianías también reclama que se repare el intercambiador de Cruz del Ovejero. Ayer, con unas pocas gotas de lluvia, se formaban goteras pese a tener doble techumbre, y también hay desconchones en el suelo. Además, se quejan de que el aparcamiento subterráneo esté sin usar y solo se utiliza para almacenar marquesinas, como las que necesitan las paradas.