«Falta más control de la vigilancia» en el Insular
«Las llamas eran un volcán», dice Rafael Bello, responsable de la cafetería del parque del Insular sobre el incendio registrado este martes en uno de los edificios del antiguo estadio. Afirma que nunca había ocurrido algo similar pero que los actos de vandalismo son frecuentes. Se queja de la vigilancia. «Hay poco personal y el que está no cumple»», señala.
Mobiliario dañado, mal uso de las instalaciones, acumulación de basura y ocupación del espacio fuera del horario permitido son algunas de las deficiencias que presenta el parque del antiguo estadio Insular, asegura el concesionario de la cafetería que se ubica en el mismo, Rafael Bello, que achaca la situación a que «falta más control de la seguridad» que se presta en el recinto. «Para mí que hay poco personal y el que está no cumple», señala.
Comenta que el incendio registrado este martes en uno de los edificios del antiguo estadio, en el vivían okupas «desde hace tiempo», era «la primera vez que pasaba». Pero dice que los actos de vandalismo se viven por las tardes y noches y los fines de semana. Añade que no es solo una apreciación personal, sino que se hace eco de las quejas que le trasmiten muchos usuarios «que no se atreven a denunciar».
Explica que se trata de grupos de jóvenes, «en muchos casos menores», que campan en la zona a sus anchas «porque nadie les impide hacer lo que hacen». Así habla de que deterioran el mobiliario, realizan pintadas, se meten en los antiguos graderíos y acceden a los edificios que dan a Pío XII y al que sufrió el incendio, e incluso «hacen botellón los fines de semana y alguna que otra noche».
Apunta que tanto los trabajadores de Parques y Jardines como de Limpieza hacen una gran labor en un espacio que utilizan muchos ciudadanos a diario para hacer deporte o simplemente disfrutar de su tiempo de ocio. Pero que la acción de estos vándalos hace que esa tarea sea en balde. Los propios operarios municipales hablan de «despropósito» y lamentan que su labor cunda tan poco «porque lo ensucian todo».
Bello añade que las situaciones que se viven en el que fuera estadio de fútbol y que le trasmiten muchos clientes no tiene nada que ver con lo que sucede en el parque Juan Pablo II o en el Doramas, espacios en los que también regenta el servicio de cafetería. «En el Doramas la vigilancia es impecable», garantiza.
Insiste en que la clave está en la vigilancia. Y expone que después de poner en marcha la cafetería, el pasado mes de febrero, «el jefe de la Policía Local vino y recorrió toda la zona y ordenó poner unas cadenas con candado en las entradas» cuando llegara la hora de cierre, y agentes de este cuerpo y de la Nacional acudían con frecuencia. Pero dice que esto ahora ya no pasa, por eso los chicos se cuelan. «No cierran como deben», se queja.