Edificios Singulares recibe el reconocimiento del Colegio de Arquitectos por su residencial Lola Massieu

Recientemente el Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria otorgó el II Premio Miguel Martín-Fernández la Torre a Edificios Singulares, por su obra en Telde, el residencial Lola Massieu. El premio valora la innovadora arquitectura y la estrategia medioambiental.

Lola Massieu es un edificio único enclavado en el corazón de Telde, en la calle del mismo nombre. «Su fachada modernista, la amplitud de zonas comunes, la integración de espacios con las edificaciones próximas, su magnífica ventilación cruzada natural, -presente en todas las viviendas-, las vistas o los excelentes acabados de interiores con materiales de alta calidad son algunos de los aspectos que nos ha hecho merecedor de este premio», comentó Miguel Angel Suárez, gerente de Edificios Singulares.

El edificio destaca por diversos elementos innovadores como la ventilación transversal mediante el acceso por calles en el aire, pasillos que se despegan de la fachada interior para proteger los huecos habitables y producir tiros verticales de aire, dando una alternativa a los oscuros pasillos de accesos interiores tan usados en este tipo de viviendas.

El edificio está compuesto por 25 viviendas construidas mediante el apilamiento de tubos de hormigón de sección casi cuadrada, repartidas en cinco pisos. «Una estructura que permite la ventilación cruzada, una especie de aire acondicionado natural y gratuito; que se consigue con pasillos comunes, huecos de espacio abierto y patios verticales que permiten tiros de aire caliente hacia arriba», comenta Pedro Romera, del prestigioso estudio Romera y Ruiz, y arquitecto de la obra.

También destaca por su novedosa estrategia medioambiental, «que consigue las viviendas alcancen una alta eficiencia energética, aprovechando los recursos naturales del entorno como el sol y el viento. Así los pisos están pensados estratégicamente para aprovechar al máximo la luz natural», añade Miguel Ángel Suárez.

El residencial también ha sido pensado para evitar que el sol caliente las fachadas, con la instalación de paneles blancos polares, que reflectan el soleamiento, o la fachada principal de hormigón que mantiene el frío y permite una regulación de la temperatura. «Además, incorporamos vegetación, como plantas en los pasillos y zonas comunes. Y una plaza con espacios ajardinados –que resulta de proyectar la propia fachada del edificio en el suelo- , y que reutiliza el agua de las propias viviendas», matiza Suárez.

Esta apuesta por la calidad y la excelencia es una impronta de todas las obras de Edificios Singulares. «Pretendemos construir edificios amables con el usuario y agradables con el entorno. Que aúne factores como la practicidad, la distinción, el bajo impacto ambiental y el encaje en el entorno. De esta forma sus habitantes se sentirán integrados, disfrutando de sus elementos arquitectónicos, de diseño, y vanguardistas», añade Suárez.

En esta línea, Edificios Singulares bautiza cada edificio, desarrollando una imagen corporativa propia para cada residencial, con un nombre específico para cada uno, que aporta cercanía y habitabilidad: Lola Massieu, Ponce de León, Real de Vegueta, Garden House o Ayraga.

«Hemos terminado ya dos obras, próximamente finalizamos una tercera y tenemos en proyecto otras cuatro. Todas ellas bajo la misma filosofía de singularidad arquitectónica, que, sin duda, además revalorizan los respectivos entornos donde se ubican», comenta comenta el gerente de Edificios Singulares.