La Chirimurga o el filósofo que quiso volver a la calle sin ser Diógenes

«Somos más de Descartes», bromea Rubén Rodríguez, uno de los componentes del grupo que más huella ha dejado en el carnaval capitalino en los últimos años. Pero su reflexión lo entronca más con Diógenes, y no por el cinismo propio de las carnestolendas ni por la ácida crítica de sus vertiginosos cuplés, sino por su hambre de calle. «Volvemos a los orígenes de la chirimurga, cuidando mucho más el humor y pensando más en la calle que en el teatro», detalló, «nos dimos cuenta que la propuesta que hacíamos en el teatro había que adaptarla cuando actuábamos en la calle porque cuando tienes al público a menos de un metro la relación es más orgánica y se puede ser más sutil».

El personaje de este año no se preocupa tanto por el ángulo de la luz que proyectan los focos sobre la escena sino que trata de conseguir una conexión emocional con el público, tal y como hicieron en su momento con su representación de las madres (`Servicio 24 horas'), los abuelos ('Los muy yayos') o los barrenderos ('Los que hacen la calle').

Rubén Rodríguez se confiesa emocionado con la presentación en el teatro Pérez Galdós, sobre todo porque en la creación del personaje participaron todos los componentes del grupo al 100%. Este año, además, la agrupación cuenta con un guitarrista y timplista de la talla de Alberto González, que ha venido este año para reforzar, aún más, la parte musical de este grupo que también actuará en las calles de la ciudad.