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Imagen de los exteriores de la Ciudad de la Justicia de la capital grancanaria. ARCADIO SUÁREZ
¿Actuaba como 'lover boy' o eran relaciones consentidas?
Tribunales

¿Actuaba como 'lover boy' o eran relaciones consentidas?

La Audiencia juzga a un rumano acusado de obligar a dos supuestas parejas a mudarse a Gran Canaria para ejercer la prostitución

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 13 de noviembre 2020

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El próximo martes, desde las 10.15 horas, se sentará en el banquillo el ciudadano rumano Georgian R. D., que se enfrenta a cargos por trata de seres humanos en concurso ideal con prostitución coactiva y maltrato habitual. La sección de Violencia sobre la Mujer de la Fiscalía Provincial de Las Palmas considera que el procesado obligó a dos compatriotas suyas a ejercer la prostitución en Gran Canaria utilizando el engaño del 'lover boy', es decir, aquel que tiene como misión enamorar a una chica hasta el punto de que renuncie a su vida para estar con él y luego la obliga a ejercer la prostitución, pero en contra, la defensa argumenta que las presuntas relaciones sentimentales fueron reales y consentidas, por lo que no es culpable de ningún cargo ya que las víctimas ejercían la prostitución por iniciativa propia. El Ministerio Público pide que sea condenado a 18 años de cárcel, mientras que la defensa interesa su libre absolución

La fiscal María Luisa Ordóñez de Barraicua determina que Georgian R.D., con antecedentes policiales por delitos de amenazas, falsificaciones, prostitución, detención ilegal y lesiones, conoció en su país en 2006 a la denunciante, que tenía 12 años de edad e iniciaron una relación de novios conviviendo juntos.

Cuando ella cumplió los 18 años (2012), Georgian le propuso viajar a Barcelona con el único fin, y sin que ella lo supiese, de trasladarse luego a Gran Canaria para forzarla al ejercicio de la prostitución y de beneficiarse de los ingresos que generara, todo ello según la fiscal.

Para ello, el acusado se ganó su confianza al convertirse en su pareja y logró que accediese al viaje en coche hasta Barcelona para luego trasladarse en avión el 12 de abril de 2012 a Gran Canaria con la excusa de que iban a visitar al padre del encausado.

Una vez llegados a la isla y a los días, Georgian «con la única intención de introducirla» en el ejercicio de la prostitución, la engañó y le dijo que iría a trabajar a un bar en la calle Molino de Viento de la capital grancanaria. Una vez allí, «se vio forzada a ejercer la prostitución», empleando el encausado para ello «el miedo y un control férreo sobre ella», según la fiscal. Para lograr su «absoluta sumisión», desarrolló en ella un estado de extrema protección «al vigilarla a través de terceras personas, llamarla de forma constante para conocer los servicios realizados y las cantidades cobradas», le retiraba su documentación, la atemorizaba «con atentar contra su padre, con prenderle fuego y con atentar contra su familia», además de propinarle palizas, detalla la fiscal. «Es más, con total desprecio a la dignidad e integridad física y moral de su pareja sentimental», insiste, «generó un clima de temor constante en el domicilio familiar, al insultar, degradar y golpear» a la joven.

Se repite la historia

De forma paralela, el encausado siguió presuntamente obrando de la misma manera con otra víctima también rumana a la que engañó usando de nuevo la treta del 'lover boy'. En este caso, Goergian, en 2010, conoció en Rumanía a otra chica de 14 años.

Repitiendo el supuesto patrón que con la anterior denunciante, comenzaron un noviazgo, pero ella se marchó a Italia a vivir con su madre durante unos cuatro años. Al regresar la joven a Rumania en junio de 2015, el encausado contactó con ella por Facebook «con el propósito de conquistarla, iniciar una relación de noviazgo» y trasladarla a Gran Canaria, según la fiscal, «con el único y claro propósito de prostituirla, al ser una joven sin red de apoyos y con una historia de desprotección infantil», detalla.

El rumano retomó la relación de noviazgo con la chica y vivieron juntos en Rumania y, al poco tiempo y sin que ésta conociera sus intenciones, «le propuso trasladarse a Gran Canaria, bajo la excusa de tener ambos una vida mejor en dicho lugar».

El acusado adquirió los billetes de avión y juntos volaron el 3 de julio de 2015 desde Rumania a la isla. Al llegar y tras dos días, el supuesto 'lover boy' «al ganarse su confianza al establecer con ella una relación de pareja, la obligó a ejercer la prostitución, empleando para ello el miedo y un control férreo que ejerció sobre ella para doblegar su voluntad y lograr su absoluta sumisión».

Con el paso del tiempo desarrolló sobre la joven un «estado de indefensión» y, para ello, «contaba los preservativos que ella utilizaba y constantemente la llamaba para conocer los servicios realizados y las cantidades cobradas que debía ella entregar al encausado», como hizo de la misma forma con la otra víctima, según esta parte. Añadió la fiscal que «con total desprecio a la dignidad, integridad física y moral de su pareja sentimental, generó un clima de temor constante en el domicilio familiar, al humillar, faltar al respeto, conminar y agredir físicamente» a esta chica a la que constantemente llamaba «puta», «tonta» y le amenazaba diciéndole «te voy a pegar tan fuerte que vas a estar tan mal que me vas a dar pena», a la vez que «la escupía y pegaba».

En agosto de 2016, el encausado huyó a Rumania con motivo de otra investigación policial llevada a cabo en Gran Canaria por un delito de trata de seres humanos y prostitución coactiva, en la que su pareja declaró como testigo protegido. Goergian, ya en Rumanía, la convenció para que regresara con él, bajo la promesa de tratarla bien y casarse. De esta forma, logró convencerla para que volviera y dejara su vida en España, para así evitar «que la investigación penal prosiguiese contra él», entiende la fiscal.

Incluso embarazada

Cuando ambos ya estaban nuevamente en Rumanía, contrajeron matrimonio el 16 de septiembre de 2015 y ella quedó embarazada, pero su marido la siguió «obligando a ejercer la prostitución», incluso en estado de gestación.

Al nacer el niño, utilizó al bebé para compelerla a ejercer la prostitución, por lo que la forzó a regresar a España para prostituirse y «ella accedió por miedo a que pudiera hacer daño al niño». Por ese motivo siguió en la capital grancanaria ejerciendo de prostituta y enviaba el dinero que percibía al encausado a través de terceras personas.

Como consecuencia todos estos hechos relatados por la Fiscalía Provincial, las denunciantes desarrollaron sintomatología propia del trastorno de estrés postraumático, según la acusación pública.

El juicio se celebrará el martes ante la Sección Segunda de la Audiencia Provincial.

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