La Vela Latina Canaria de botes es un patrimonio de la ciudad y del archipiélago
«Si algo caracteriza a esta práctica deportiva es el arraigo y la afición entre sus seguidores, que desde tierra siguen cada pega»
Iván Cruz / Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 31 de mayo 2019, 12:42
El próximo mes de julio se conmemora el 115 aniversario de una de las regatas de Vela Latina que más han destacado en nuestro deporte vernáculo. Un 20 de julio de 1904, el Diario de Las Palmas publicaba la siguiente noticia:
‘A las 12 regatas de botes a vela desde la Puntilla hasta el muelle de Las Palmas con retorno al castillo de San Cristóìbal, donde será adjudicada la victoria a la embarcación que llegue primero a este último sitio. Tan solo podrán tomar parte en este número los barquitos de este distrito y el bote de la rifa llamado San Cristóbal’.
Esta noticia era uno de los actos del programa de las fiestas del barrio marinero de San Cristóbal, una serie de celebraciones para los días 24 y 25 de julio con motivos de las fiestas patronales. Ese día, un domingo 24 de julio de 1904, a las 12 horas, se celebraría una jornada festiva de botes de Vela Latina, hoy tras un siglo y tres lustros de aquella jornada no podríamos entender ni nuestra ciudad ni nuestras islas sin este deporte que puede nombrarse de vernáculo y singular de Las Palmas de Gran Canaria.
El acceso a través de las nuevas tecnologías a mayor información en estos tiempos, a través de la digitalización de documentos históricos y prensa, la investigación llevada a cabo en los trabajos y libros de autores como Daniel Rodríguez Zaragoza y Moisés Morán Vega, entre otros, vienen a demostrar que no fue la primera regata de Vela Latina en nuestra bahía.
Pero la importancia y utilización durante muchas años de esta fecha como punto de partida, supuso para nuestro deporte un impulso y referencia que nos lleva a conmemorar con orgullo lo que pocos deportes o manifestaciones populares pueden defender en la actualidad, soplar nada más y nada menos que 115 velas.
La fuerza e impulso de muchos hombres y mujeres de esta tierra han llevado a este deporte al lugar que hoy conocemos, podemos decir que hasta cuatro generaciones han recibido el legado de sus antepasados. Una transmisión de conocimientos, técnicas y elementos de mejora de aquellas embarcaciones de antaño usadas para la pesca, actividad portuaria o simple diversión o navegación por ocio. Los botes son hoy réplicas de aquellas embarcaciones actualmente utilizadas cada fin de semana, desde marzo a octubre, en un espectáculo único y singular de competición en la bahía capitalina.
Los botes de hoy, los que cada semana salen a competir, son unas embarcaciones adaptadas durante años a las condiciones de su entorno exclusivo de Las Palmas de Gran Canaria. Una competición de regata costera, donde se aprovecha la llegada a la ciudad de un viento norte (los alisios) que soplan de manera casi constante y con la fuerza idónea para la navegación desde la zona sur de la ciudad Marfea hasta el Puerto de La Luz y de Las Palmas en las fechas de marzo a octubre aproximadamente.
Este factor viento y costa, es sin duda el binomio que hace atractivo al deporte y lo sostiene en el tiempo. Muchos son los artículos y trabajos que se han publicado durante años, desde mediados de los 60 del siglo pasado, donde hablan de la imponente marea humana que sigue las regatas cada fin de semana. Una afición que es el fruto del auge y nacimiento de muchos botes en la década de los 70 del pasado siglo, donde cada fin de semana, la bahía llegó a congregar hasta 22 embarcaciones que representaban a los diferentes barrios de la ciudad, clubes o empresas de la época.
En 1934, a nivel nacional, el semanario deportivo AS, publicaba un reportaje sobre las regatas de botes. Un escrito con fotos y curiosidades de la época donde el periodista resaltaba la singularidad del seguimientos de las regatas. Éste destacaba singularidades como «... curiosamente a lo que sucede en otras partes, el espectador de las regatas no es un espectador esttico que se sienta en una silla y desde cualquier terraza sigue las alternativas de las embarcaciones; es, por el contrario, perfectamente dinámico, y le agrada seguir, milla tras milla, así hasta ocho o diez, por la carretera que bordea el litoral, las vicisitudes de los botes en competición». Esta noticia y su contenido destacaba la singularidad del seguimiento de las pruebas, y que sin duda, es la combinación perfecta para entender el deporte que hoy conocemos.
Tras más de 115 años de historia y con muchos momentos difíciles superados, toca entender este deporte y defenderlo como se merece. Hace 4 años, se declaraba Bien de Interés Cultural, una protección para la práctica, su entorno y conocimientos que es fundamental para que entre todos podamos seguir trabajando y luchando en proteger la Vela Latina.
En 1989 también se daba un paso importante y se constituía en federación la organización de clubes que participaban en el deporte. Y anterior a todo esto, fueron muchas las personas que de manera anónima o destacada han contribuido para que en este año celebremos esta fecha. La sociedad deportiva Ahemon, el Club de Vela Latina y muchos otros que impulsaron cada año la celebración de las regatas.
La Vela Latina Canaria de botes es un patrimonio de Las Palmas de Gran Canaria y de Canarias, es un bien que le pertenece, nace en ella y de ella. Pues contribuyen a ello durante años su puerto, su mar, sus barrios, sus condiciones meteorológicas y los más importante su gente. Los botes, como propiedad, si pueden pertenecer a los que estamos en el Muelle Deportivo, incluso sus normas y actividades a los que hoy formamos parte de la directiva de su Federación. Pero todo esto no es más que un préstamo recibido durante un tiempo determinado, y tenemos el compromiso de legarlo a las futuras generaciones.
Este pensamiento de compromiso y responsabilidad lo tuvieron nuestros antepasado, varias generaciones nada menos, y hoy debe ser el objetivo de todos poder reconocer con orgullo que tenemos un valioso legado digno de conservación. En el futuro, la Vela Latina debe estar presente en los retos de esta ciudad para sus actuaciones en el litoral y mejoras de la bahía. Son perfectamente compatibles, así se hace en otras regiones y partes del mundo, donde entienden sus singularidades y potencian el valor de aquello que les hace únicos y diferentes.