El fuego descubre varios elementos ocultos de la presa de Cuevas Blancas

El fuego arrasó la densa mancha de matorral que había junto al estribo izquierdo de esta presa de Emalsa, cuyo muro inacabado fue ejecutado entre los años 1938 y 1940 por la empresa Entrecanales y Távora SA para el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

Jaime González, geógrafo especialista en presas y autor del blog iagua.es, explica que en las últimas dos décadas esa mancha de retamas mantenía oculto el antiguo camino de acceso al pie de la presa, así como el tramo final del canal que parte desde el azud y atraviesa el estanque colador de la presa.

Los efectos del incendio, que se extendió hasta la caldera de Los Marteles, han revelado también la existencia de una estructura auxiliar en una de las dos canteras de las que salió la piedra con la que se levantó el muro, la localizada fuera del pinar, una estructura que fue utilizada para el traslado de los mampuestos ciclópeos.

Antes del incendio, detalla González, se podía visitar la cantera del pinar, mientras que era imposible llegar a la invadida por las retamas.

El fuego, que comenzó por las chispas generadas por una desbrozadora, ha facilitado el acceso al túnel de trasvase de 230 metros que sale a la cuenca de la caldera de Tenteniguada y dejó a la vista los viejos mojones que delimitaban la propiedad y que la vegetación escondía. 

Ademas, ahora es más notoria la escombrera de esta presa, que está en explotación aunque lleve años sin agua y es una de las 30 más antiguas de Canarias, porque el fuego que avanzó por el cauce del embalse hace que el color blanco de esa arenisca destaque sobre el negro actual de las cenizas.

El incendio quemó con severidad el pinar de la margen derecha del barranco, afectando de manera singular al entorno del camino de servicio y las dos canteras aledañas. También afectó al pabellón construido en 1939 para los trabajadores de la presa.