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Bachir Samb, momentos antes de la charla que este martes impartió en Agüimes. Arcadio suárez

Soy Bachir, soy negro y emigré a África

Es canario y con 8 años se fue a Senegal a cuidar de su abuela. Hizo el viaje a la inversa. Su vida escapa al maniqueísmo de los estereotipos

Gaumet Florido

Agüimes

Miércoles, 20 de octubre 2021, 01:00

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Ni todos los negros que hay en Canarias son emigrantes, ni todos llegan en patera, ni todos son pobres. Bachir Samb (1997) le pone rostro a esa otra realidad que desafía al simplismo de los estereotipos. Es un canario negro que nació en Las Palmas de Gran Canaria y que se crió en el barrio de Guanarteme, «cogiendo olas en la Cícer». Cuando tenía 8 años su madre le planteó ir a pasar el verano con su abuela a Senegal, a cuidarla durante tres meses, y lo que en principio iba a ser un viaje de vacaciones acabó en una estancia de 14 años. A Samb, un joven actor, escritor, modelo y cantante, la vida le llevó a hacer el viaje a la inversa, a emigrar al continente del que supuestamente solo vienen emigrantes.

Fue su propia historia la que este martes Bachir Samb le contó al alumnado de cinco centros de secundaria de Agüimes, que participaron en la primera de las tres charlas previstas en el proyecto 'Jóvenes como tú'. La iniciativa, organizada por la concejalía de Cultura en colaboración con el Cabildo, consiste en la impartición de unas jornadas de sensibilización sobre la realidad de los movimientos migratorios, que son coordinadas por los periodistas Nicolás Castellano, de la Cadena Ser, y Pepe Naranjo, corresponsal de El País en Dakar (Senegal) y Premio Canarias de Comunicación. La mayoría siguió la intervención de Samb vía streaming, pero un grupo de estudiantes del IES Villa de Agüimes, del Cruce de Arinaga, la pudo seguir en directo, en el Salón de Plenos municipal.

En su charla 'El viaje a la inversa' Bachir les contó que lo que busca simplemente es que traten de «empatizar» con las personas que se suben a una patera y que arriesgan su vida para buscarse un futuro mejor. «Me gustaría ayudar a romper con los estereotipos; nada es lo que parece, cada persona es un mundo por descubrir», subrayó.

Intentó demostrarlo desde su propia experiencia personal, la de aquel niño que llegó a África con apenas 8 años y donde, al igual que en España, también lo trataban como a un extranjero, como a un europeo. En la inocencia de aquel crío no encajaban las preguntas de Adelina, la señora que lo crió cuando sus padres se separaron, que en sus llamadas telefónicas desde Canarias no hacía sino preguntarle si había guerras donde estaba o si había comido, si tenía hambre. Entonces no lo supo ver, pero ahora ya sabe que Adelina cargaba con la misma mochila de lugares comunes que sobre África alimentan los medios de comunicación. A él le costó adaptarse, a la comida, al rigor de los rezos musulmanes y al idioma, pero desde el principio se dio cuenta de que África no es como la pintan. No al menos como la pintan en Europa.

Buena parte de esas experiencias y sensaciones en su periplo en Senegal las incluyó en el libro que acaba de publicar, 'Una carta a Adelina', editado por Autografía, un relato de todo aquello que le quiso contar, y no pudo, a su madre canaria, que falleció hace unos años, en 2012. «Me gustaría que todos los que sintieron empatía con mi yo de 8 años la tengan también ahora con los que llegan a Canarias», resumió.

Se lo pidió este martes a los estudiantes alguien casi tan joven como ellos, español, que ahora vive en Madrid, que trabaja para labrarse un futuro como cantante y como actor, sus dos grandes ilusiones, y que, a diario, pese a que nació aquí, siente el aliento de los clichés, aquellos que hacen que cuando entra a una tienda el dependiente le hable primero en inglés o que solo le ofrezcan papeles para personajes que hablan algo que llaman acento español-africano y que no deja de ser otro estereotipo más. Uno de tantos.

«Me siento del mundo, de Canarias, de Senegal, de Madrid...»

A Bachir, que lo han tomado por un extranjero allá donde ha vivido, le cuesta sentirse de un sitio concreto. Por eso dice que es un ciudadano del mundo. Para Naranjo, su historia de vida «ilustra el mundo de hoy, que ya no es un lugar de compartimentos estanco, fruto de concepciones viejunas». En su opinión, «Bachir, que ha tenido el lujo de vivir dos realidades distintas, es el ciudadano del mundo en el que vivimos, del que hay que desterrar viejos conceptos como el de extranjero». Castellano cree, por eso, que su vida ayuda a romper estereotipos, pero también a sensibilizar sobre un fenómeno, el de la inmigración, que hoy solo copa titulares llenos de cifras. Así y todo, recordó que la ruta canaria es la más mortífera del planeta. «Este año han muerto 2.500 personas solo por el hecho de intentar mejorar sus vidas».

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