30.000 kilos de sandía de Tasarte al barranco por culpa de una mosca
Plaga en ciernes ·
Coparlita, cooperativa con sede en el pueblo aldeano, paró la actividad en junio pasado por los graves daños en sus cosechas de la 'Dacus Frontalis' | Reclama más ayudas de la admnistración para atajarla
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La estampa sobrecoge. 30.000 kilos de sandías, aparentemente lustrosas, podridas por dentro. Llenas de bichos. Los agricultores de Tasarte se vieron obligados a tirarlas al barranco y a enterrarlas. Fue hace unas semanas. Las atacó la mosca de la calabaza, la 'Dacus Frontalis'. Coge su nombre popular de uno de los frutos a los que afecta, pero en realidad hace estragos en todas las producciones de cucurbitáceas, sean calabazas, pepinos, melones o, como en el caso de los campos de Tasarte, sandías.
Es la gota que colmó el vaso en Coparlita, la cooperativa creada en agosto de 1985 y con sede central en este pueblo aldeano, que, después de llegar a producir hasta 800.000 kilos de sandías al año, se ha visto obligada a parar su actividad desde el pasado 30 de junio de 2024. El fuerte impacto que ha tenido los daños de esta mosca en sus cosechas y, con ello, en la rentabilidad de sus producciones les ha abocado a prescindir de siete de sus empleados, según informa su presidente, Justo Ramírez. «Las enfermedades como el virus anular de la papaya y el problema de esta mosca hacen inviable producir con rentabilidad en Tasarte», subraya.
«La 'Dacus Frontalis' lleva metida aquí dentro desde hace tres años y ya no podemos más», se lamenta Ramírez. «Y lo peor de todo es que no podemos hacer nada, no sabemos cómo controlarla». Acaba de sembrar de sandías una nueva finca y ha colocado una trampa para testar si hay o no moscas de esta especie. Malas noticias. Decenas de ejemplares de este bichito cubren como una alfombra el tapiz blanco y pegajoso de este anzuelo.
«La mosca le hace una pequeña picadura a la sandía, pero a veces ni se ve; la ves cuando recoges el fruto y lo partes, porque aparentemente está bien», se explica Ramírez. «Cuando la fruta va madurando empieza a pudrirse, se llena de bichos». En Tasarte han tenido fincas enteras afectadas. «Nos dieron cuatro trampas podridas, pero con eso no hacemos nada», se queja.
Sí le consta que el Instituto Canario de Investigaciones Canarias (ICIA), que depende del Gobierno canario, lleva dos años con un estudio en marcha en uno de los cultivos de Tasarte para averiguar cómo atajar esta mosca. Pero no sabe qué resultados ha dado. Tampoco este periódico, que intentó sin éxito saber qué esta haciendo el Ejecutivo regional frente a esta posible nueva plaga.
En general, Ramírez está muy descontento con las instituciones con voz y voto en este problema, tanto el Gobierno como el Cabildo. «Les mandas escritos y ni los contestan, pasan olímpicamente», apunta molesto.
Por lo pronto, la corporación insular ya ha convocado algunas sesiones informativas con los agricultores para abordar la incidencia de este insecto, que ha sido detectado en zonas del suroeste, sureste y norte insular.
Muy extendido en África, llegó a Canarias vía Lanzarote en 2018 y ha ido saltando de isla en isla. De entre 10 y 11 milímetros y un color anaranjado, puede llegar a poner de 10 a 110 huevos por puesta, que deposita en el interior del fruto, donde las larvas se alimentan de la pulpa, por lo que causan la podredumbre de la que habla Ramírez y que ha dejado tocada de muerte a Coparlita.
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