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Catalina García y / Puerto del Rosario
Lunes, 23 de julio 2018, 12:35
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— ¿Cuando empezó a pensar que los dos soles de Tejate, en el Malpaís de la Arena (Lajares, La Oliva), no eran simples gambuesas o montones de piedras de malpey sin sentido?
— Desde el momento en que los observé con un poco de atención, al ver su perfecta geometría constructiva así como su alineación tan precisa con esa línea este-oeste, que une los puntos del horizonte por los que sale y se pone el sol el día de los equinoccios, tuve la impresión de que se trataba de algo muy interesante y fuera de lo común, resultándome evidente que no eran simples corrales de cabras.
— ¿Los dos soles funcionaron como observatorio prehispánico y qué observaban desde allí?
— Existen numerosos yacimientos arqueológicos en Canarias que incluyen marcadores naturales y artificiales alineados, principalmente, con los puntos del horizonte donde se produce la salida o la puesta del sol en los momentos más singulares de su ciclo anual (solsticios y equinoccios); así como con los correspondientes también al orto y al ocaso de la Luna en sus paradas o lunasticios mayores y menores, que se repiten en ciclos de 18 años y 11 días y que, según algunos estudios, tienen alguna influencia sobre el clima, relacionándose con cierta alternancia periódica de años lluviosos y periodos de sequía. También tenían en cuenta, en muchos casos, los ortos y ocasos de algunas estrellas brillantes, además de alguno de los planetas como Venus. Teniendo en cuenta también las costumbres de los pueblos de la cultura Amazig norteafricana que, según todos los indicios, eran quienes habitaban nuestras islas antes de la conquista española, a donde habían sido deportados por el Imperio Romano durante el siglo I de nuestra era, no resulta nada descabellado pensar que una de las funciones de dos Soles de Tejate fuera la de servir como centros de observación astronómica, además de utilizarse también como efequenes o lugares de reunión social y de culto religioso, dado el carácter divino que esas gentes otorgaban a los astros más destacados.
— ¿Qué ha concluido el grupo de arqueoastronomía sobre la orientación de los dos soles?
— En esta primera fase del estudio nos hemos centrado solamente en el Sol de Tejate del oeste, que es el mejor conservado de los dos, basándonos en la copia de un plano topográfico facilitado por la arqueóloga Antonia Perera Betancor, que ha sido fundamental para medir con mayor precisión la disposición de los muros, ya que el objetivo principal es buscar correspondencias entre las direcciones a las que apuntan los pasillos formados por cada par de muros y los puntos del horizonte en los que se produce el orto o el ocaso de los astros más destacados y más importantes o significativos para la cultura Amazig. Respecto a los puntos singulares relacionados con el sol y la luna (equinoccios, solsticios y lunasticios mayor y menor), que se mantienen fijos a lo largo del tiempo, hemos encontrado muy buenas coincidencias con el centro de los pasillos correspondientes, siendo exactas algunas de ellas y otras bastante aproximadas. En el caso de las estrellas, los puntos correspondientes a su orto y ocaso son prácticamente los mismos durante todos los días del año, aunque en realidad sufren un lento desplazamiento, debido al movimiento de precesión del eje de rotación de la tierra, cuyo ciclo es de 25.700 años, el cual solo se hace notable con el paso de los siglos. Este desplazamiento, debido a la precesión, consideramos que podría servirnos para averiguar la fecha aproximada de la construcción del edificio, en el caso de que encontráramos un máximo significativo de coincidencias en un año determinado. Para ello, haciendo simulaciones con el programa Stellarium, medimos las posiciones (acimut de orto y ocaso) de unas 30 estrellas brillantes, desde el año 2.000 antes de Cristo hasta el 1.300 de nuestra era, encontrando una distribución más uniforme y con mayor número de coincidencias en torno al año 1.000 después de Cristo.
— ¿Que relación tiene el yacimiento de Tejate con la agricultura prehispánica?
— Es un hecho conocido que la mayoría de los pueblos antiguos observaban el movimiento de los astros utilizando sus distintas posiciones, como referencias para medir el paso del tiempo, de modo que el cielo era para ellos el único reloj y calendario que les permitía anticiparse y prepararse para la llegada de los ciclos naturales, tan importantes para la planificación y el desarrollo de sus actividades agropecuarias, así como para las celebraciones festivas y religiosas con las que daban la bienvenida a esos periodos climáticos que se repetían cada año y que eran claves para la vida y la supervivencia (lluvias, siembra, cosecha, etc).
— ¿La obra reciente en el Sol de Tejate más pequeño resultó fatal?
— El atentado más reciente destruyó aproximadamente una cuarta parte de la estructura de muros radiales, de modo que ahora solo queda el último 25%, ya que la otra mitad de los vestigios había desaparecido ya en épocas anteriores. Su restauración dependerá, en buena parte, de las fotografías disponibles, así como del uso de avanzadas técnicas propias de la Arqueología. Sería necesario encargar, lo antes posible, un estudio completo de este importantísimo yacimiento.
— La Astronomía suena lejana para el gran público; la arqueoastronomía, más. ¿Qué le diría a los ciudadanos en general sobre la importancia del yacimiento arqueológico de Tejate?
— Las características tan singulares de estas construcciones, con ese trazado geométrico tan preciso e ingenioso, único en Canarias, además de su interés científico tanto desde el punto de vista arqueoastronómico como etnográfico, las convierte indudablemente en piezas de nuestro patrimonio de extraordinario valor. Esto debería justificar sobradamente que se les dedicara una mayor atención por parte de nuestras instituciones, comenzando por una protección más efectiva y un estudio arqueológico serio y en profundidad. Su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), junto con un acondicionamiento y reconstrucción parcial de la estructura, lo convertiría sin duda en un importante atractivo cultural.
— ¿Cuál fue el momento más fascinante de la investigación cuyas concusiones anoche se presentaron en la sede de la Agrupación Astronómica de Fuerteventura en Tefía?
— Cada uno de los dos soles está formado por un recinto circular de unos 34 metros de diámetro, del que parten una serie de muros rectos, en sentido aproximadamente radial, con una longitud de unos 17 metros cada uno. Me llamó la atención desde el principio de que los muros radiales no estuvieran bien alineados con el centro del recinto circular, como sería de esperar, sino que todos presentaban cierta desviación. Para intentar encontrar alguna explicación, un día decidí prolongar la línea central de cada pasillo hacia dentro del recinto circular, para ver si se formaba algún patrón geométrico con los puntos de cruce de las líneas, que me diera alguna pista. Al hacer esto, se produjo para mí el momento más fascinante de toda esta investigación: el trazado de los muros se hizo deliberadamente en dirección tangencial a una trayectoria circular que rodea al área central de la construcción, la cual debía de estar reservada para el culto a la divinidad y ocupada por un altar para las ofrendas, como suele ser habitual; no siendo posible, por tanto, utilizar dicho centro como punto de observación. Esta disposición tan ingeniosa de los pasillos está hecha de forma que, si avanzamos por ese camino circular que rodea al altar, moviéndonos en el mismo sentido en el que lo hace cada día la diosa Magec (el sol), es decir, avanzando del este hacia el oeste, pasando por el sur ( (en el sentido de las agujas del reloj, con el altar a nuestra derecha), entonces veremos como los pasillos se van abriendo, uno a uno, ante nuestra vista, dejándonos ver el correspondiente sector del horizonte por el que salen o se ocultan los astros. Pero, si avanzamos en sentido contrario, es decir teniendo el altar central a nuestra izquierda, todos los pasillos permanecerán cerrados a nuestra vista, impidiéndonos ver el horizonte durante todo el recorrido (tal vez como una especie de castigo simbólico de la diosa Magec por atrevernos a avanzar en contra de su movimiento natural). Si observamos con más detenimiento el trazado de los pasillos, vemos que están distribuidos formando nueve grupos, a cada uno de los cuales le corresponde un punto de convergencia común dentro de ese recorrido circular que rodea al supuesto altar central. Es decir, que hay 9 puntos de observación, desde cada uno de los cuales podemos ver simultáneamente a través de todos los pasillos del grupo correspondiente. Otra consecuencia lógica de que los pasillos no apunten al centro, es que desde el exterior del edificio no es posible ver el altar central, excepto por un amplio sector que mira al SE y un ancho pasillo contiguo, que son los únicos dirigidos hacia el centro. Todos estos curiosos detalles de la estructura, convierten a los Soles de Tejate en una gran obra realmente ingeniosa y original, de un valor indudable.
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