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Dos guaguas, en camino de rescatar a niños de acogida ucranianos de familias canarias

No se trata de «acoger a refugiados de guerra», detalla una de las madres de acogida canaria, sino a miembros de sus propias familias

dánae pérez

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 4 de marzo 2022, 15:14

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«Te da como angustia, remordimiento... Mira que lo llevaban diciendo, pero nadie creía a Biden...». Son las palabras de Rita Camacho, natural de Gran Canaria y miembro de una de las familias canarias de acogida de niños ucranianos, ante el conflicto desatado por Rusia en Ucrania.

En total, son 10 los niños ucranianos que cuentan con una familia de acogida en Canarias -concretamente en Gran Canaria y Fuerteventura-, a través de la ONG Infancia de Nad. En el conjunto del país, el número de infantes acogidos por familias españolas asciende a 400. De estos, solo 23 han conseguido traspasar las fronteras de Ucrania y huir, así, de la guerra; ninguno de ellos son acogidos de familias canarias.

La citada ONG se ha movilizado de forma incansable desde que Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero. No solo busca sacar del país y poner a salvo a sus niños de acogida, sino que también a los allegados y familiares de estos, y a otros infantes que no figuren en sus programas de acogida.

Para ello, enfatiza Rita, hace falta dinero, por lo que a través de la web de Infancia de Nad se pueden hacer donaciones económicas, preferiblemente a través de transferencia bancaria (ya que el sistema Bizum está dando problemas).

Imágenes de niños ucranianas con sus familias de acogida canarias.
Imagen principal - Imágenes de niños ucranianas con sus familias de acogida canarias.
Imagen secundaria 1 - Imágenes de niños ucranianas con sus familias de acogida canarias.
Imagen secundaria 2 - Imágenes de niños ucranianas con sus familias de acogida canarias.

Quien lo desee también puede ofrecerse para acoger a niños ucranianos y a sus allegados en su domicilio, así como prestar o alquilar (a un precio razonable, del que se haría cargo la ONG) una segunda o tercera vivienda que esté vacía, mediante la citada web. Para esto, es necesario tener los papeles en regla, especialmente los certificados de delitos sexuales y penales.

El coste económico del rescate

Por el momento, la ONG ha recaudado 22.000 euros y ha conseguido movilizar dos guaguas cargadas de alimentos y ropa que ha entrado a Ucrania, desde Rumanía, para buscar a estos niños. Cabe destacar que la movilización de estos medios de transporte ha sido posible gracias a la apertura de corredores humanitarios, pues parte de los niños acogidos constan como 'tutelados' y, siendo así, no pudieron salir de forma inmediata cuando estalló el conflico, ya que necesitaban documentación que no estaba preparada.

Por otro lado, Rita señala que las guaguas están teniendo problemas, que han tenido que buscar una ruta alternativa, porque la que habían trazado en un principio está siendo objeto de bombardeos y cuenta con puentes e infraestructuras cerradas o destrozadas.

Solo movilizar estas guaguas ha supuesto un coste de entre 8.000 y 10.000 euros, mientras que sacar a un solo niño cuesta 3.000 euros. Y es que, por ejemplo, la preparación de documentación, como el pasaje, costaba antes de la guerra entre 700 y 800 euros y «ahora todo es más caro», matiza Rita. Aclara que los choferes de las guaguas se han prestado de forma voluntaria a llegar hasta los menores, pero la ONG sí tiene que asumir el precio del combustible y de otros servicios, como el de traducción.

La idea de todas estas acciones particulares, es decir que parten de la ONG, es «evitar que a los niños los saque la Unión Europea, porque después se pueden despertigar por el camino. Nosotros, al movernos por nuestra cuenta, nos aseguramos que los niños vayan a casa y no a campamentos de refugiados», sentencia Rita. Se espera que, si todo marcha según lo previsto, los menores puedan estar fuera de Ucrania en dos días.

Asegura, a su vez, que los niños están geolocalizados, gracias a las bases de datos con las que cuenta la ONG y a las comunicaciones que mantienen las familias de acogida con los menores. En su caso, se ha empapado de información para que el móvil de Karyna, su niña de acogida, disponga de saldo de forma constante.

Considera, al mismo tiempo, que ha tenido suerte, pues Karyna vive en una aldea aislada que, al menos por el momento, no está siendo objetivo de la invasión rusa. Además, ha mantenido las comunicaciones con ella. «Tengo compañeras que llevan días que no saben de sus niños», agrega.

Indica que el Cabildo de Gran Canaria ha manifestado su voluntad de ayudar en el rescate de estos menores. Se estudia, por ejemplo, que sufrague el traslado de los infantes desde la península hasta Canarias.

La historia de Karyna

Rita y su pareja acogieron a Karyna hace tres años, cuando esta contaba solo con ocho. La acogieron justo un año después de que muriera su madre, que sufría problemas de adicción. Del padre biológico de la menor no se sabe nada. La niña cuenta con dos familiares cercanos: su abuelo, que tiene medio cuerpo paralizado, su tío, la mujer de este y sus dos hijos, también menores.

Rita y su pareja se han comprometido a acoger tanto a la niña, como a su abuelo, su tía y sus hijos. El tío tendrá que permanecer en Ucrania, ya que se encuentra en estado grave tras entrarle metralla en el pulmón, aunque cuenta con un diagnóstico favorable.

«Está siendo durísimo», resume Rita el calvario que están padeciendo estas familias. «El jueves me vine abajo, estaba en estado caótico, pero me empecé a activar desde que vi que podía ser útil y ayudar a través de la ONG», enfatiza esta madre de acogida incansable, que está haciendo todo lo posible por sacar a Karyna y a sus compatriotas de la guerra.

La labor de Infancia de Nad

Infancia de Nad lleva años trabajando por los niños más desfavorecidos. Comenzó su labor en Mauritania, a través de la acogida de menores y de la creación de escuelas, entre otros, en el terreno. A posteriori, extendió su misión a Ucrania, acogiendo a infantes con problemas de salud o con familias desestructuradas.

De este modo, las familias canarias llevan años, desde antes de la invasión rusa, recibiendo en sus casas a niños ucranianos. Generalmente, acogen al mismo niño cada año. Por ello, para estas familias no se trata de «acoger a refugiados de guerra», detalla Rita, sino a miembros de sus propias familias.

La labor de acogida (que no de adopción), a través de Infancia de Nad, se desarrolla en dos períodos: verano, durante los meses de junio, julio y agosto, y Navidad, a lo largo de mes y medio. Durante este tiempo, las familias de acogida velan, especialmente, por la salud de los menores, llevándolos al dentista, oculista y pediatra, entre otros, y su escolarización.

A nivel nacional, se pueden acoger a niños de 12 o más años, pero concretamente en Canarias no existe límite de edad.

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