Escrivá protagonizó una bronca ante Torres y Morales y con Acosta reaccionó de forma airada

El ministro de Seguridad Social, Migraciones e Inclusión, José Luis Escrivá, deja un rastro de broncas a su pasó por el archipiélago. Se soliviantó el pasado sábado en Fuerteventura cuando se le planteó en la reunión con el Cabildo majorero que tuviese en cuenta la labor de otras organizaciones no gubernamentales que atienden a inmigrantes y no solo a Cruz Roja. El ministro tenía previsto visitar instalaciones de esta última, que es la que atiende ahora preferentemente a migrantes con fondos aportados por el propio Gobierno, si bien en el caso de Fuerteventura ha sido especialmente relevante el papel desplegado por la Misión Cristiana.

Según testigos presenciales, Escrivá reaccionó de manera airada y dio por terminada la reunión, para sorpresa de los presentes. Luego ni visitó a Cruz Roja; tan solo se desplazó a ver al personal de Salvamento Marítimo.

Ese encontronazo se vio precedido de otros cuando se le recordó que tanto el Cabildo majorero como todos los ayuntamientos de la isla han subrayadado que no comparten la decisión de utilizar hoteles y complejos de apartamentos para la acogida de inmigrantes, sobre todo cuando una fórmula que el Gobierno central dijo que iba a ser excepcional y transitoria se está convirtiendo en indefinida.

Ya el pasado viernes, en el encuentro en la Delegación del Gobierno, en la capital grancanaria, con los presidentes del Gobierno canario y del Cabildo, el primero tuvo que mediar ante el tono bronco de las intervenciones de Escrivá en respuesta a Antonio Morales. Según fuentes consultadas por este periódico, desde el Ministerio se insiste en culpar a Antonio Morales y al alcalde Óscar Hernández de haber impedido que se levantanse en Arinaga un campamento de Cruz Roja para dar acogida a un millar de inmigrantes.

Fue tal la intensidad de la discusión que estuvo a punto de cancelarse de manera apresurado el cuentro pero tanto Torres como Morales, que compartieron cuatro años de mandato en el Cabildo, hicieron lo posible para bajar la tensión.

Desde las filas de Coalición Canaria, su secretario general, José Miguel Barragán, eñaló que «Escrivá vino a Canarias sin hacer antes los deberes, tanto los que son de su competencia como los que corresponden a sus compañeros del Consejo de Ministros».

«Y encima», agregó el dirigente nacionalista, «ha reconocido públicamente una situación que llevamos denunciando insistentemente: la descoordinacion del Gobierno para afrontar un problema que va a ir a más en los próximos meses. Lo que ha quedado en evidencia hasta ahora es que la crisis migratoria no figura en la agenda del Gobierno y que cada uno de los responsables ha optado por dar la espalda a un problema humanitario gravísimo».

El secretario general de CC agregó que «cuando el presiente de Canarias dijo que el asunto iba a ser coordinado por la Vicepresidenta Carmen Calvo, las evidencias demuestran que era falso. Lo menos que hay en el Gobierno de España es coordinacion en el tema de la inmigración. Y hasta que siga sin haber una actuación seria y coordinada los problemas de van a repetir en el futuro».

Con todo ello, el ministro Escrivá se fue del archipiélago dejando mal sabor de boca entre las instituciones que esperaban respuestas concretas ante la crisis migratoria. Sus palabras en la mañana del viernes en Arguineguín, donde se encontró con el desembarco de migrantes rescatados por Salvamento, hizo pensar que cambiaría de posición y aceleraría la activación de recursos estatales para la acogida en primera instante de los migrantes. Tras las espantadas del viernes ante Torres y Morales y del sábado en Fuerteventura, esas esperanzas se desvanecieron.