Beneficios de correr, mejora la calidad ósea y muscular

El sistema esquelético de los miembros inferiores (pelvis, fémures, tibias, peronés y huesos del pie) constituyen la estructura fundamental para la transmisión de fuerzas durante la carrera. Estos huesos serán los que reciban, en intensidad distinta, los impactos que se producen durante las fases del running. Este hecho provoca un estímulo a través de las cargas soportadas que permite un incremento de la densidad ósea, o lo que es lo mismo, que los huesos se vuelvan más densos para adaptarse a esos continuos impactos a los que son sometidos. Este aumento de la fortaleza ósea hace al cuerpo más resistente ante posibles fracturas y el avance de la temida osteoporosis, explica el doctor Gerardo Garcés, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de Hospital Perpetuo Socorro.

Por ello, asegura, es recomendable correr al menos tres días por semana para ayudar a prevenir esta enfermedad que provoca un debilitamiento de los huesos por una disminución de su densidad, volviéndose más porosos y por ende frágiles ante caídas o golpes, rompiéndose con mayor facilidad.

A la protección de los huesos contribuye una musculatura bien desarrollada, aunque no debe estarlo excesivamente. Correr es una actividad muy útil en este sentido ya que permite un buen desarrollo muscular sin hipertrofiarse la musculatura, consecuencia típica de los entrenamientos de fuerza y que podrían llegar a aumentar la absorción de impactos por parte de huesos y articulaciones. La especialización alcanzada por músculos entrenados en correr habitualmente los harán menos propensos a las lesiones y facilitarán la función de las articulaciones, así como la estabilidad de las mismas, siendo en este sentido coadyuvantes de los ligamentos.

Esta protección es muy positiva a cualquier edad pero especialmente importante a medida que se envejece. Se estima, según diversos estudios, que la fuerza muscular se reduce en torno al 10% a partir de los 50 años y tal porcentaje se incrementa según transcurren las siguientes décadas. Por ello, realizar ejercicios aeróbicos como correr, complementados por actividades específicas de fuerza, mejora la firmeza de la masa muscular y permite llevar una vida más activa, duradera y saludable. De esta forma se evitan algunas de las consecuencias de la debilidad muscular, como poder padecer inestabilidad secundaria y dolor estructural, detalla el también jefe de los servicios médicos de la UD Las Palmas. En esta misma línea también el running ayuda a combatir el sobrepeso y la obesidad, situaciones claramente negativas por el incremento de impactos sobre huesos y articulaciones.

No obstante, «cuando se corre, como en cualquier otro ejercicio físico, hay que escuchar al cuerpo con atención, ya que normalmente avisa a través del dolor, la inflamación o la sobrecarga. Estos avisos son señales de alarma que emite el cuerpo para avisarnos de que paremos y suelen ser la antesala de la lesión», concluye el especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica de Hospital Perpetuo Socorro.