Robin Wright: «Todos nos necesitamos en tiempos difíciles»

–¿Qué encontró en esta narración para querer abordarla como su primer largometraje tras las cámaras?

–El mundo ha estado experimentando una pandemia que ha provocado la pérdida de muchas vidas; he querido enviar con este filme un mensaje de la capacidad de resistencia de la raza humana. Comencé a rodar al principio de la pandemia y terminé descubriendo a un equipo fabuloso que me demostró la importancia de confiar en los demás. Esta cinta pone de manifiesto la enorme necesidad que tenemos unos de otros.

–¿Fue difícil encontrar el equilibrio entre la emoción de la interpretación y la concentración que se exige a un director?

–Cuando me comprometí a dirigir no era mi intención protagonizar la película. Pero, por la pandemia, tuvimos un espacio de tiempo muy corto para comenzar la producción y no encontré a ninguna actriz para trabajar. Me arriesgué ofreciéndome a protagonizarla y ha salido bien.

–Tuvo que superar las inclemencias del tiempo.

–Vivir en la montaña nos enseñó a despertar en la naturaleza y aprovechar sus horas de luz, su espacio, su tranquilidad. Sintonizamos con el viento, la lluvia, el rumor del agua, los animales. Este rodaje fue terapéutico para mí y para todo el equipo.

–La mayor parte de la gente ha pasado la cuarentena en el interior de sus casas. Este viaje es lo opuesto, enfrentarse al dolor en plena naturaleza

–Exacto. La naturaleza es un personaje más en la película. Cuando una persona vive un duelo, un trauma, elige sus propios términos para negociar con el dolor. Después de lo vivido en la pandemia creo que necesitamos ser más amables con la gente que sufre, porque cada uno afronta el dolor y la pérdida de forma diferente. Me encantó cómo tratamos el viaje de una persona a través de las fases del duelo hasta volver a rehacerse con la ayuda de un desconocido. Todos necesitamos que otros humanos nos ayuden en tiempos difíciles. Ella honra el deseo de su hijo, su sueño, vivir en las montañas con su familia, y honrar eso le da fuerzas para luchar.

–¿Por qué ha tardado tanto en asumir este papel detrás de las cámaras?

–No pensé que pudiera hacerlo. Siempre estaba en lo más recóndito de mi mente: 'Dios mío, algún día me encantaría dirigir algo'. Pero simplemente no pensé que fuera capaz. Es un gran desafío en el sentido de que no puedes simplemente mirar por el objetivo y observar la evolución de lo que hacen los actores. Tienes que detener la cámara, volver atrás, ver la reproducción y asegurarte de haber logrado lo que querías. Además, me enfrentaba a la actriz, que es un trabajo emocional porque tienes que concentrarte en cada emoción; tienes que crear imágenes en tu mente para lograr esa emoción. Y esa es la parte más difícil de actuar. Para cada escena necesitaba silencio en el rodaje durante un minuto con el fin de prepararme, porque también estaba dirigiendo. Hacer una pausa me permitía saltar de actriz a directora y viceversa.

–¿Cuándo decidió convertirse en cineasta?

–Fueron los productores de 'House of Cards' los que me animaron a dirigir. Ellos fueron mi escuela de cine. Cuando diriges tienes un título, es una posición alfa porque estás a cargo. Como realizadora me gusta dejar libertad a los actores, que jueguen y se acostumbren a la atmósfera que les hemos creado.

–¿Echa de menos trabajar en la televisión?

–Cuando me ofrecieron 'House of Cards' tuve mis dudas. Yo había trabajado en la pequeña pantalla y conocía el estricto régimen de horarios de sus producciones. Pero acabé rindiéndome a la idea de desarrollar mi propio personaje, de ayudar a crear y dar forma a una mujer como Claire, que tiene lo mejor de ambos sexos. Francis, su marido, aniquila a la gente, los devora, porque es demasiado efusivo. Es un hombre directo y verbal mientras que ella representa el equilibrio. Es una mujer capaz de crear puentes con su actitud estoica, con sus silencios, con su capacidad para observar. Ella es como Lady Macbeth en la obra de Shakespeare.