Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este jueves 18 de abril
Luis Tosar, como Juan, en un fotograma de 'Código Emperador'. efe
Luis Tosar: «Están ocurriendo cosas muy bizarras con la clase política»

Luis Tosar: «Están ocurriendo cosas muy bizarras con la clase política»

Entrevista ·

Inaugura este viernes el Festival de Málaga con 'Código Emperador', una cinta en la que encarna a un fontanero del poder, que llega también a las salas

Iker Cortés

Madrid

Jueves, 17 de marzo 2022

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tras introducirse en la mente de un etarra en 'Maixabel', Luis Tosar (Lugo, 50 años) cambia de registro y se mete en la piel de Juan, un agente de una unidad especial de inteligencia en plena crisis existencial, que se dedica a realizar todo tipo de trabajos para mantener los finos equilibrios que sustentan el poder. Escrita por Jorge Guerricaechevarría y dirigida por Jorge Coira, 'Código Emperador' es el thriller que este viernes abre el Festival de Málaga y llega también a las salas de cine.

-Inaugura este viernes el Festival de Málaga. ¿Hay más nervios que de costumbre o uno ya es perro viejo?

-Fíjate, no había ni pensado en eso hasta ahora, me acabas de fastidiar (ríe). En este caso te diría que nos hace casi más ilusión que la película se estrene el mismo día en Málaga que llega a las salas de toda España, que es una cosa bastante poco habitual. Que la presentemos ante tres mil personas y al mismo tiempo vaya a llegar a las salas es bonito y especial.

-¿Qué le atrapó de la propuesta de Jorge Guerricaechevarría y Jorge Coira?

-Me atraía mucho el género, me apetecía como espectador. Me gustaba mucho el aire que tenía y que rezumaba un guion maravilloso de Guerricaechevarría, como siempre, con el que he colaborado ya en varios proyectos que siempre han sido muy fructíferos, al menos en lo artístico y lo profesional, tengan mayor o menor éxito. Pero había unos ingredientes específicos de 'Código Emperador' que lo acercaban mucho a una realidad que es muy nuestra y que yo creo que lo hacían muy verosímil para el espectador. Y además lo vinculaban a un cine que a mí siempre me ha gustado, con el que crecí, ese thriller de espías y de intriga de los años setenta, que tenía personajes con más profundidad. El cine de espías de los últimos años es mucho más trepidante, con mucha más acción, con personajes seguramente menos sesudos. Que también me gustan, ¿eh? Pero prefiero lo otro a la hora de verlo, de enfrentarme a él. Me parece más completo y más retante para el espectador, al que coloca en una posición y le obliga a sacar sus propias conclusiones y a darle vueltas a los dilemas morales que plantean los personajes.

-Es ficción pero asusta por su cercanía a la realidad.

-No está contando ninguna historia exactamente real y de manera precisa, aunque está inspirada en hechos reales, evidentemente. Hay personajes muy similares a los que el espectador ha visto en las noticias en los últimos tiempos. Es una compilación de muchas cosas que han ido ocurriendo, pero es una ficción creada y recreada.

-Si contaran un caso real, igual no podían ni estrenar.

-(Ríe) No creo que tanto, lo que pasa es que es cierto una vez que ya te metes a hacer algo así, tendrías que ser realmente fiel al menos a la documentación que haya. Aquí de lo que se habla es de la vida de una unidad especial que tiene muchos frentes abiertos y luego se hacen unas referencias que el espectador indudablemente va a reconocer, pero creo que se habla más de la institución que de los personajes en sí. Por ejemplo cuando se habla de fútbol, se habla de lo que significa la institución como tal y la influencia que tiene en nuestra sociedad. La reflexión que intenta hacer 'Código Emperador' para el espectador es la cantidad de cosas que se están haciendo para salvaguardar intereses personales o reputacionales de pilares del poder en nuestro país, que muchas veces pasan por el mundo del deporte, de la cultura y, por supuesto, de la política.

Vídeo. El tráiler de 'Código Emperador'.

-Y siempre en nombre de un bien mayor, de la patria, ¿no?

-Sí, esa es la idea que tendría Juan en un principio. Un tipo vocacional, con el concepto de la seguridad nacional en la cabeza y al que pillamos justo en plena crisis porque empieza a plantearse que buena parte de lo que está haciendo no tiene que ver con eso y tiene mucho más que ver con mantener el statu quo de la gente que maneja.

-Eso sí que es ficción, ¿un fontanero del poder con remordimientos?

-De todo habrá. Si algo he aprendido con esta profesión es que básicamente en el mundo hay de todo y seguramente habrá tipos que se habrán planteado y se habrán echado atrás dedicándose a las cosas a las que se dedican. A lo largo de mi vida y gracias a mi profesión he tenido acceso a gente que tiene currículos atroces y muchos de ellos en algún momento le han dado la vuelta a la tortilla y se han dado cuenta de lo que han hecho y eso es terrible para un ser humano. También habrá mucha gente que se dedica esto y que será como el personaje que hace Miguel Rellán, que tiene claro que hay un bien mayor que hay que conseguir y la forma de conseguirlo pues será la que sea para mantener ese equilibrio. Él cree firmemente que ese es el estado natural de las cosas y tiene que ser así y hay que hacer lo posible para mantenerlo y seguramente hay mucha ciudadanía que cree que las cosas tienen que ser así, a pesar de todo. En realidad esos equilibrios los quieres mantener cuando caen a tu favor, pero cuando no lo hacen es cuando surgen los conflictos.

-La cinta habla del juego de fuerzas y equilibrios para que todo se mantenga igual. Todo el mundo parece tener al resto pillado por algún lado y sin embargo el sistema parece indestructible.

-Porque yo creo que hay mucha gente trabajando para que no se desmorone, seguramente más de la que creemos. Aquí nosotros presentamos a Juan como un tipo muy solitario, que trabaja en esa unidad especial donde tiene compañeros pero quizá puede dar una falsa impresión de que, bueno, son cuatro personas trabajando ahí. Seguramente hay muchísima gente trabajando para que las cosas estén como están y más en la sociedad digital que hemos creado hoy en día. Ni siquiera nos damos cuenta de lo que contribuimos a que eso sea así activamente todos los días en las redes sociales, prestando nuestros datos permanentemente para cualquier cosa y todo eso es una especie de colaboración involuntaria pero colaboración que hemos aceptado como una cosa natural.

-Y, sin embargo, cada vez es mayor el número de conspiranoicos.

-Sí, pero tampoco hacen mucho para que las cosas cambien (ríe). Ser conspiranoico está muy bien, pero si luego no tienes una política activa sobre esto las cosas no se van a mover especialmente. Es divertido, pero hay que ser más activo. Yo no soy especialmente activo en este sentido pero intento observar mi entorno y la realidad y la conclusión es que los que están en el poder lo tienen bastante fácil para manejar el mundo porque contribuimos a ello todo el rato, nos dejamos llevar , hacemos clickbait, compramos por internet todo, prestamos nuestros datos, y parece que no nos preocupa especialmente que nos manejen tanto.

-¿A usted le preocupa mucho?

-Me preocupa, soy bastante prudente. No tengo redes sociales, intento no exponerme demasiado e intento que mis hijos no lo hagan, que no participen de esta especie de escaparate permanente en el que nos exponemos y sí me emparanoia un poco la sensación de que todo lo que uno hace es público y todo está a disposición de todo el resto de la humanidad. No creo que haga falta que esto sea así pero bueno es la forma en la que hemos conformado nuestra sociedad y también tiene muchas ventajas, eso es cierto. Lo que pasa es que tengo la sensación de que vivimos un poco obnubilados por todo esto, 'blind by the lights'. Porque realmente a la hora de la verdad las cosas siguen produciéndose de una manera totalmente analógica y la gente muere en Ucrania porque le cae una bomba encima.

-¿Es Juan un antihéroe o un villano?

-Creo que tiene de ambas cosas. Creo que la inteligencia de la película también esta en plantear que uno no está tan lejos de ninguna de las dos cosas. Es un antihéroe porque está planteado así dentro del mundo del género, en el thriller, con los elementos clásicos del género, pero luego es un tipo que ha traspasado líneas rojas de moralidad y de ética bastante notables y al que le costará enmendar todo lo que ha hecho mal porque ha pasado por encima de cosas que, a mi modo de ver, son básicas para la convivencia de los seres humanos.

-¿Se puede entender el sistema sin estos fontaneros del poder?

-Hombre lo ideal sería que no los necesitásemos pero es un poco utópico pensar que las cosas puedan funcionar así. Y luego creo que en el caso de la clase política los partidos tienen un funcionamiento que ya casi es como el de un organismo vivo y, más allá de los individualismos, de lo que pueda mover una persona en concreto por una cuestión de ambición o perpetuación de poder, creo que los propios partidos se organizan de una manera en el que el instinto de conservación y de supervivencia funcionan casi como si fueran seres humanos, con un sistema de autodefensa muy sofisticada, que provoca que tiren hacia delante y cualquier cosa vale para estar ahí arriba y manejando del poder.

-Hablando de fontaneros, hace poco abandonaba uno el PP entre acusaciones de espionaje. ¿Le sorprender lo rápido que pasamos página?

-Es que es la sociedad que hemos construido, una sociedad que va a una velocidad que no podemos siquiera asumir. Están ocurriendo cosas muy bizarras en la clase política en los últimos tiempos y ya empezamos a asumirlas como algo que es parte del asunto, cuando no debería serlo. Pero yo creo que es un problema de sobreinformación, que el cerebro no es capaz de asumir tantas cosas como ocurren y luego, en cierto sentido, han tenido suerte. La guerra de Ucrania les ha venido muy bien a unos cuantos.

-Parte de la cinta se ha rodado en Ciudad de Panamá y Budapest. Con la covid en el ambiente, ¿fue muy complicado?

-Cuando la rodamos hace un año pillamos una época primaveral, en la que había algo de semirrelajo, pero sí los rodajes de por sí son algo más complejos ahora y viajar se pone más peliagudo. éramos equipos más reducidos, y trabajamos con mucho equipo local, pero en cualquier caso fue un respiro maravilloso. Creo abre la película la abre y le da categoría.

-¿Goza de buena salud la ficción española?

-La salud es buena en general, hay mucho volumen de producción gracias a las plataformas, pero la salud del cine está un poco en entredicho por una cuestión básica que es la exhibición. Estamos en un momento sanitario complejo, la gente todavía no ha recuperado la confianza para ir a las salas. Yo creo que ahora deberíamos empezar a hacerlo. En septiembre y octubre, tuvimos un repunte y creo que las películas empezaron a funcionar porque había cierta sensación de seguridad, pero Omicron lo acabo de echar todo abajo. Si todo sigue como ahora, deberíamos recuperar la confianza por ir a ver películas en salas, que son lugares muy seguros comparado con la exposición que uno puede tener en bares o restaurantes.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios