Vea la portada de CANARIAS7 de este domingo 7 de diciembre de 2025

Sin oposición

El encendido y largo debate al que hemos asistido estos días ha confirmado algo que sospechábamos hace mucho tiempo. Mariano Rajoy es un presidente pésimo. El mandatario popular ha vuelto a decepcionar con una intervención triunfalista, alejada de los problemas de nuestra sociedad, para contestar la moción de censura planteada por Podemos. Y, desde luego, no ha aprovechado esta ocasión de oro para presentar una sola propuesta real para hacer la vida mejor y más fácil a los ciudadanos.

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Estamos ante un presidente que lo es solo a ratitos, cuando le conviene, porque muchas otras veces ni toma decisiones ni da explicaciones. Un presidente que se siente más cómodo detrás del monitor de un televisor que ante el hemiciclo del Congreso, porque de gestión ni sabe, ni quiere, ni puede dar ejemplo de nada por la podredumbre pestilente de su partido. Y es que el principal problema de los españoles son sus políticos. Sobre todo, los que gobiernan. Un Gobierno que ha hecho del caos, el cuñadismo y la corrupción su seña de identidad. Así pasará a la historia. Un gobierno al que le falta meritocracia y humildad, y le sobra prepotencia y sectarismo.

Mariano es un mal presidente por varias razones. Gobierna tras procesos electorales inciertos y es rehén de los imberbes de Ciudadanos y otros socios nacionalistas como los cómplices de Coalición Canaria y Nueva Canarias. Da penita ver a Ana Oramas indignarse, intentando que la tomen en serio, y a Pedro Quevedo poniéndose digno tras su minuto de gloria en la negociación de los presupuestos.

Rajoy llegó al gobierno prometiendo cosas que no podían cumplir, haciendo de la demagogia su bandera. Ha utilizado la administración y su Ejecutivo para perpetuar en cargos públicos a su generación, gente que lleva demasiados años viviendo de la política. Algunos, a pesar de su inacción, tuvieron que salir por la puerta de atrás enfangados hasta el cuello. Recuerden a Soria.

Una forma de hacer política, con nombramientos y sueldos vitalicios, que seguimos pagando los españoles con subidas de impuestos y recortes sociales. Esa forma de hacer política la vamos a seguir sufriendo porque recorta recursos de la sanidad, de la educación, de la dependencia, de la lucha contra la pobreza infantil y de las políticas de empleo para contrarrestar el agujero de los dispendios y la corrupción. Sin embargo, el principal lastre no es Mariano, el principal problema es que no hay oposición.

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