¿Un edil no puede disentir?
Por si le interesa. «No comparto la postura que sostiene Pilar Álvarez, concejal de Equo, vinculada al ecologismo, pero defenderé donde haga falta su derecho a manifestar, libre y pacíficamente, su opinión». Gaumet Florido
La realidad es tozuda e insiste en dar carta de naturaleza a aquella máxima que dice que el hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra dos veces. Si no, no me explico los preocupantes indicios de involución de la especie humana, empeñada en contradecir a Darwin. A eso, a gigantescos pasos atrás, atribuyo el auge de populistas casposos y belicosos como Trump, la radicalización de anónimos que atizan sin tino en las redes sociales o la intransigencia que ha desterrado de la paleta de colores los tonos grises. Y a eso, a una involución, a una vuelta al pasado, vinculo el revuelo formado porque una edil del gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, en el ejercicio constitucional de su derecho a la libertad de expresión, haya decidido manifestarse de forma pacífica contra el acuario Poema del Mar el día de su inauguración.
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No comparto la postura que sostiene Pilar Álvarez, concejal de Equo, vinculada al ecologismo, pero defenderé donde haga falta su derecho a manifestar, libre y pacíficamente, su opinión. Mientras no agreda, ni injurie ni calumnie, ¿dónde está el problema? Otra cosa es que Álvarez hubiese aprovechado su posición como cargo público para torpedear la infraestructura aun y a pesar de que al hacerlo estuviera contraviniendo la ley. Por mucho que uno se oponga en el terreno personal o ideológico, si un proyecto o una empresa cumple los requisitos a los que obliga la normativa para la concesión de una licencia, al político de turno no le queda más que taparse la nariz y firmar. Pero no es el caso. La concejal se limitó a disentir. Simplemente. Y la han querido demonizar. No me extraña. Según la lógica profundamente antidemocrática que rige en la mayoría de los gobiernos, y en los partidos, incluso en los que celebran primarias y consultas, la única consigna que vale es la que dicta el mesiánico líder.
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