Vea la portada de CANARIAS7 de este domingo 7 de diciembre de 2025

Los muy perros

Hace unos días los perros, para ser más exacto las mascotas, consiguieron algo insólito en estos tiempos en los que la razón de los políticos es tensionar y generar enconos, pusieron de acuerdo a todos los partidos en el Congreso de los Diputados para cambiar el régimen jurídico de los animales de compañía con el objetivo de que dejen de ser considerados «bienes inmuebles», susceptibles de formar parte de herencias, embargos o tratos de divorcio. Según la proposición de ley, admitida por unanimidad, las mascotas pasarán a tener estatus jurídico de «seres vivos dotados de sensibilidad», distinto al de las cosas y las plantas, por lo que contarán con protección y su abandono o maltrato puede ser considerado delito.

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Ya ven, el añorado y deseado consenso ha venido de la mano de los perros. ¿Vale decir entonces eso de ‘a más conozco a los humanos más quiero a mi perro’? Visto el lenguaje tabernario, crispado, que impera en la política, las comparaciones podrán ser odiosas pero también muy reveladoras. Unos jactándose de haber liquidado los postulados de los otros y los otros regresando a la dialéctica del 36 anunciando la reconquista desde las lejanas praderas a las que huyeron. Y, a la vista está, nada cambia. Esas tenemos y en estas estamos. De fracaso en fracaso

Y, sin embargo, los perros demostraron que el entendimiento es posible. Desde Cataluña a Orchilla. ¡Animalitos de dios! Miren por donde esa consensuada proposición de ley que da estatus jurídico de seres vivos dotados de sensibilidad a las mascotas podría abrir una nueva senda a seguir en la que se promueva mayor sensibilidad con cuanto nos rodea, animales y no. Y puestas así las cosas también convendría preguntarse si las gallinas ponedoras, las vacas lecheras o los cerdos que engullimos y que miramos con indiferencia, no tienen sensibilidad, ni sienten dolor ni angustia y simplemente son un producto cuyo cuerpo se moldea según las necesidades industriales.

Es bueno saber que anualmente se sacrifican en el mundo 50.000 millones de animales de granja. Sería conveniente que esa sensibilidad consensuada, bendita sea, para con las mascotas, hasta el punto que en el primer mundo gastamos casi tanto en alimentarlas como lo que destinamos a la lucha contra el hambre, ampliase un poco sus miras para comprender que estamos ante un importante desorden ecológico y también político que hay que corregir y en el que los animales son un termómetro.

El antropólogo Yuval Noak Harari, en su libro Sapiens. De animales a dioses nos aporta datos estremecedores. En el mundo hay 80.000 jirafas frente a 1.500 millones de cabezas de ganado vacuno, solo 200.000 lobos frente a los 400 millones de perros domésticos y 250.000 chimpancés frente a 7.000 millones de seres humanos. La extinción de las especies no se detiene y los que por aquí andamos tenemos bastante que ver.

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Por cierto, la provincia de Las Palmas encabeza el ranking europeo de abandono de mascotas. Solo al albergue insular de Gran Canaria llegan cada año 3.000 animales abandonados.

Como si de una fábula se tratara, a ver si los perros nos sirven de enseñanza.

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