Hay tantos tipos de voto como estilos de persona. Es la variedad lo que equilibra el mundo. Está la papeleta plomo que llueva, truene o salga el sol por Antequera cae siempre en la urna con la cruz de la misma formación política. Después están los votos ideológicos que se menean de forma caprichosa por un lado del arco político a la espera de repartir suerte entre los partidos de esa zona de juego. Y por último, contamos con las papeletas locas, aquellas que vuelan libres como un dron sin pilas, en manos de ciudadanos gustosos de jugar cada cuatro años a la ruleta para decidir los resultados de las elecciones.
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Frente a los que siempre apuestan al 15 rojo, con independencia del trabajo que su partido realice cada legislatura, un bloque importante de este país y de esta comunidad autónoma se acerca al casino de la democracia acariciando sus fichas con tics supersticiosos. Miran el tapete, cierran los ojos y apuestan cada vez a un número distinto guiados por sensaciones. Ese núcleo importante de la población acercó hace poco más de un año al PSOE al abismo del sorpasso de Podemos, una amenaza que superó el una vez más renacido Pedro Sánchez justo cuando el crupier gritaba «hagan juego».
Ahora, trece meses después de ese movimiento telúrico en el lado izquierdo, los indecisos parecen apostar con fuerza por que la ruleta se incline hacia Ciudadanos. La formación de Rivera confirma, tras sus asombrosos resultados en Cataluña, su condición de mirlo blanco e incluso los últimos sondeos auguran la posibilidad de que adelante al PP por la derecha. Las tornas se han virado y los vientos que antes soplaban en las velas de Podemos parece que favorecen a Ciudadanos. Es lo que tiene el azar, se mueve de forma caprichosa.
En Canarias, frente a la indiferencia con que todos miraban a la formación naranja hasta hace unos meses, algunos partidos comienzan también a comprobar en sus encuestas que el tirón de los de Rivera puede hacerle ganar votos en varias mesas del casino. En la de blackjack que controla Asier Antona, Ciudadanos se juega todo al 21 para intentar arrebatar uno o dos diputados al PP. También sienten la pata canaria comandada por Melisa Rodríguez en algún asiento reservado a CC, que en la provincia tinerfeña ejerce de fuerza de la derecha. Está por ver si los sondeos se cumplirán, porque aún queda mucho para la primavera de 2019. Pero por ahora hay temblores generalizados.
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