Paloma O'shea: "La elegancia lo definía como artista y como persona"
Paloma O’Shea, presidenta de la Fundación Albéniz, cuya Escuela Superior de Música Reina Sofía cuenta con una Cátedra de Canto que lleva el nombre de su primer y gran maestro, Alfredo Kraus. En esta breve entrevista por Internet analiza varias cuestiones relacionadas con el tenor grancanario. ¿Qué contribución tuvo para la historia de la música Alfredo Kraus?
Publicidad
R. Demostró que se puede respetar la verdad de la música y, al mismo tiempo, tener éxito en los teatros. Abordaba los papeles con honestidad, sin atajos ni trucos, y el público le adoraba por ello. Claro que lo que había detrás de todo ello era una técnica vocal rigurosísima y una voz única, que era una preciosidad.
¿Qué rasgo destacaría usted de Alfredo Kraus como tenor y como persona?
R. Hay un rasgo que le define bien en ambos aspectos: la elegancia. En el escenario, tenía el mejor gusto para frasear y, en la vida, siempre sabía estar, fueran cuales fueran las circunstancias.
Somos conscientes de que es una elección difícil, pero ¿con qué aria cantada por Kraus se queda?
R. Hay muchas arias, e incluso romanzas de zarzuela, que me impresionaron mucho, pero si se trata de nombrar una tiene que ser Pourquoi me réveiller. Lo que Kraus hacía con esta aria, y en realidad con todo el Werther, de Massenet, era una obra maestra, que constituye, yo creo, la cumbre de su carrera.
¿Cómo y cuándo lo conoció?
R. En Bilbao, cuando se fundó la ABAO, Kraus venía a menudo y le oí cantar varias veces en el Teatro Campos. Luego, cuando nos conocimos y empezamos a tratarnos, recuerdo que siempre hacía comentarios acerca de la educación musical. Le preocupaba mucho que no se hicieran bien las cosas y, andando el tiempo, un buen día me dijo: «Paloma, he decidido que quiero enseñar y tiene que ser en tu Escuela». Aquello me pareció una excelente noticia y un gran honor, pero también era un problema, porque en la Escuela Reina Sofía no teníamos todavía Cátedra de Canto. Naturalmente, la pusimos en marcha para él. Recuerdo que fuimos a ver a Isidoro Álvarez que comprendió la trascendencia de que Alfredo Kraus pudiera practicar la docencia y aceptó en seguida que la Fundación Ramón Areces se hiciera cargo del patrocinio de la Cátedra. Fueron unos años maravillosos, en los que pude ver en primera fila cómo Alfredo se entregaba a sus alumnos en cuerpo y alma.
Publicidad
¿Comparte la valoración de una serie de críticos españoles e italianos han hecho pública recientemente en la que catalogan a Alfredo Kraus como el segundo mejor tenor del siglo XX, tras Beniamino Gigli?
R. A Gigli no llegue a oírle en vivo. En todo caso, sería difícil de decir, porque cantaron repertorios muy distintos. Por otra parte, en la música no existe una medida, como en el atletismo, para saber quién es el primero, el segundo o el tercero. Pero si lo que quiere usted es que me moje, le diré que, en mi opinión, Alfredo fue el mejor con diferencia en el repertorio lírico-ligero: Ferrando de Così, Don Ottavio de Don Giovanni, Duque de Mantua de Rigoletto, Almaviva de El barbero, etcétera.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión