La campaña deriva al todos contra todos
El panorama abierto que dibujan las encuestas el día después del 20D, con varias opciones posibles para formar gobierno, ha ensanchado el campo de batalla electoral. Los principales candidatos temen que una alianza los deje fuera de juego y han pasado a repartir ataques a todos los adversarios.
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Todas las alternativas están abiertas. Los partidos políticos que aspiran a tener algo que decir en la formación de gobierno tras el 20D han dejado de centrarse en el adversario más directo y han ampliado el campo de acción de sus ataques a todas las formaciones en contienda. Ya no hay adversarios pequeños. El pronóstico de los sondeos y el resultado de los debates han dado una nueva vuelta de tuerca a la campaña hacia una estrategia de todos contra todos. No hay candidato que no se sienta amenazado por la sombra de una posible alianza entre contrincantes para sacarlo del tablero.
Finiquitado el bipartidismo, las opciones se multiplican: sin mayorías, la formación del próximo Gobierno de España saldrá necesariamente de las varias combinaciones posibles entre PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, en función de la matemática parlamentaria y de afinidades ideológicas y programáticas. Pero a diez días de las elecciones todos temen quedarse fuera y advierten sobre las intenciones del resto subiendo el tono de sus discursos.
En esa línea van las declaraciones que realizó este miércoles la vicepresidenta del Gobierno y número dos en la lista del PP al Congreso por Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría, en las que denunció una supuesta alianza -que denominó «operación tripartito»- entre PSOE, Ciudadanos y Podemos para echar a Rajoy de La Moncloa y dejar al PP en la oposición aunque sea el partido con más votos y escaños como pronostican las encuestas.
Sáenz de Santamaría mostró su preocupación por el posible «apaño de perdedores», que en su opinión quedó de manifiesto durante el debate a cuatro del pasado lunes, porque entiende que ninguno de los tres adversarios de Rajoy despejó las dudas sobre sus intenciones tras el 20D respecto a dejar gobernar a la fuerza más votada.
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Por su parte, Pedro Sánchez, tras salir debilitado del debate ha optado por endurecer sus ataques en todas las direcciones del espectro político, en un intento de frenar la fuga de votos hacia Ciudadanos del electorado más centrista del PSOE, y ahora también en pugna abierta con Podemos por el voto de izquierda. El líder socialista acusa a Rivera e Iglesias de cargar al unísono en una estrategia concertada contra él y formar una pinza que a su juicio solo favorece al PP. «Hay dos partidos que, como ven que no van a ganar, se dedican a dañar al PSOE», asegura.
Desde Podemos, Iglesias atribuye la airada reacción de Sánchez a «los nervios» y mantiene que el líder del PSOE ya se ha quedado fuera de la contienda electoral. Respecto a posibles pactos, sigue pensando que PP y Ciudadanos sondean la posibilidad de cerrar una alianza para colocar a Sáenz de Santamaría en la Presidencia del Gobierno, en caso de que Rivera mantenga su compromiso de no apoyar a Rajoy si él no gana las elecciones.
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