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Guisguey arrima bien el hombro

Lunes, 20 de julio 2020, 09:44

En forma de pionadas, esto es cuadrillas de personas organizadas para el trabajo tradicional en el campo, la asociación de vecinos de Guisguey se dedica a recuperar cadenas, hornos de cal, corrales de concejos, aljibes, eras y nateros. El hoy pueblo dormitorio se le conoció como el granero de la isla.

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En Guisguey, en el municipio majorero de Puerto del Rosario, son los propios vecinos los que se organizan para mejorar el pueblo, sobre todo en lo tocante a recuperación del patrimonio etnográfico y agrícola de su fértil pasado agrícola. La asociación de vecinos Los Pajeros intenta recuperar los nateros, aljibes, eras, hornos de cal, corrales de concejo y otros elementos tradicionales del pueblo que, hasta mediados del siglo XX, fue el granero de Fuerteventura en base a sus mil gavias y cientos de nateros donde se sembraban y recogían toneladas de cereales.

La asociación parte de que recuperar lo que hicieron los antepasados «es una obligación que nos corresponde como vecinos: a Guisguey tenemos que cuidarlo y mimarlo». Como telón de fondo de esta labor colectiva de los vecinos se sitúa la revalorización del paisaje que ya fue objeto de un plan especial de protección hace más de un década.

Con el apoyo institucional, Los Pajeros quiere poner en marcha un proyecto de reutilización de agua. «Esperamos que muy pronto pueda ser utilizada en una primera fase por los vecinos del pueblo para forrajeras y árboles ornamentales y frutales sobre todo». También planea la construcción de un espacio deportivo con una pequeña cancha deportiva y varios campos de bola canaria, proyecto que el Cabildo Insular está elaborando ya que es el único pueblo del municipio que no cuenta con esta infraestructura; un mirador en la bajada de Felipito El Feo a Guisguey, donde se podrá ver todo el valle de Balhondo y el pueblo, par el que el Ayuntamiento de Puerto del Rosario ya ha realizado el proyecto; y por último un arcén en la recta desde la rotonda de la carretera general hasta el inicio del pueblo, donde se pretende quitar las vallas metálicas de seguridad de la carretera y adecentar para generar un espacio para caminar y hacer deporte.

En el hoy pueblo dormitorio de la cercana capital de Fuerteventura, viven unas 140 personas, «una población grande si la comparamos con la década de los 60 del siglo pasado cuando solo residían algunas familias».

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