Ganaron los que no estaban
No está de más hacer con el debate como con las cápsulas del tiempo tan habituales en las obras. Así, en los cimientos de la nueva España que se abre tras la desolación que deja la crisis sería bueno incluir una copia en DVD del cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, de manera que si en un futuro más o menos lejano alguien lo contemplase, pudiese llegar a una conclusión inexorable: "Esto era el bipartidismo".
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Ese fin de ciclo del modelo construido entre PP y PSOE vivió anoche un episodio bronco, con un Pedro Sánchez que iba tan acelerado que se pasó de frenada, y con un Mariano Rajoy que en un primer momento reaccionó bien trazando una línea de roja, pero que luego se instaló en la displicencia. Así, y para que el lector no tenga que esperar al final, avanzo mi conclusión: perdieron los dos y no ganó ninguno. Y si hubiera que hacer un esfuerzo y fijar un vencedor, lo haría mirando hacia Ciudadanos y Podemos, que creo que pueden ser los más beneficiados precisamente porque no estaban allí.
Se sabía que Sánchez era el más necesitado y, por tanto, el que más debía arriesgar. Y no había que ser un sabio para intuir que la munición de su ataque se la brindaban Bárcenas, Rato y compañía. Hizo bien en sacarlos a colación, a sabiendas de que Rajoy podía contraatacar con los ERE de Andalucía, pero lo que se salió del guion fue que el candidato socialista le dijese a Rajoy que no era un hombre "decente". Sorpresa que viene ratificada porque en el tiempo que han compartido debates en el Congreso no se ha escuchado de labios del candidato socialista una afirmación tan contundente y soltarla a pocos días de las elecciones suena a electoralismo a la desesperada.
En cuanto a Rajoy, Dios no lo trajo por el mundo de la telegenia pero es evidente que se crece en los cara a cara, por más que la suya en pantalla acabe por despistar al espectador más afín. Pero, al margen de las cuestiones formales, a Rajoy ayer le faltó eso que el PP se supone que había detectado como gran carencia y que pretendía corregir: piel, sentimiento, corazón... Se notó cuando ante la lectura de la carta de una señora que había visto reducir casi a una limosna la ayuda por la dependencia, su reacción fue aferrarse a una gráfica que demostraba lo generoso que había sido el Gobierno del PP.
En fin, que si Sánchez pretendía salvarse con el debate de anoche, creo que no lo consiguió, y si Rajoy confiaba en convencer a Albert Rivera de que debe facilitar su reelección, creo que logró justo lo contrario.
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PD. Sí hubo otro perdedor: el maquillador de Manuel Campo Vidal.
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