Vea la portada de CANARIAS7 de este domingo 7 de diciembre de 2025

Diversificar

Desde los más remotos tiempos, cualquiera que se haya preciado de pasar por la política canaria, en algún momento de su trayectoria no se ha podido resistir a la tentación de recomendar la imperiosa necesidad de apostar por la diversificación de la economía insular como vía para promover nuevos nichos de empleo, fomentar el desarrollo, generar riqueza y, sobre todo, desterrar para siempre este ancestral modelo nuestro que se ha soportado, por lo siglos de los siglos, sobre un monocultivo, ya fuera el azúcar, la cochinilla, el plátano, el tomate o el turismo, que cíclicamente, al margen de condenarnos a la dependencia exterior, nos ha llevado a crisis lacerantes, con hambrunas incluidas.

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Ya digo, el recurso es manido, hasta el punto que unas elecciones tras otras en todos los programas se contempla la recomendación referida, en clara demostración de que en esta tierra «mucho se dice, dice y poco se jase, jase».

Esta semana le ha tocado a la consejera de Empleo del Gobierno de Canarias, Margarita Ramos, instar a promover la diversificación y a desarrollar el sector industrial en nuestro archipiélago como mejor alternativa para reducir las tasas de paro, convencida de que el turismo, ese que unas veces nos dicen que ha de ser de calidad y otras de masas, no puede absorber el empleo destruido en las Islas. Claro que ello coincide con los pronunciamientos de un Gobierno, el suyo, que centra su acción económica, preferentemente, en el sector turístico, a sabiendas de que es y seguirá siendo el sostenedor de estas ínsulas y que, además, mantiene, de un tiempo a esta parte, una furibunda beligerancia contra un sector industrial, muy de moda en estos días, como es el petrolero, al que, por cierto, no hace tanto no se le hizo ascos.

Al margen de los dos diligentes pronunciamientos del Tribunal Supremo habidos esta misma semana que avalan claramente las tesis del Ejecutivo central en favor de las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Canarias, hasta el punto que dejan constancia de la relevancia que puede tener para el país el hallazgo de hidrocarburos en nuestros fondos marinos y dan por hecho que no se puede inferir que se vaya a ocasionar un daño al medio ambiente que resultase irreparable, lo cierto es que seguimos sin aclarar con determinación qué modelo económico pretendemos y continuamos a expensas de las coyunturas, prodigándonos en la politiquería, sin afanarnos en entrar de una vez por todas en un debate serio que defina un proyecto de futuro.

Ojalá el petróleo, en la banda de acá de esa imaginaria mediana con Marruecos, sirva para irnos aclarando, para reclamar coherencia y que el no o el sí no sea en función del momento; que el apoyo a las renovables sea decidido y no sólo de boca y que si se reconoce, por fin, que su producción en las Islas es más barata que las energías convencionales no se cercene su desarrollo; que la apuesta, en suma, por la diversificación no siga siendo un brindis al sol que aquí, por lo visto, sólo invita a ir a la playa.

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