30 años del arrollador triunfo del PSOE de Felipe

Lunes, 20 de julio 2020, 06:50

Dice José Miguel Pérez (historiador y vicepresidente del Gobierno canario) que la victoria del PSOE el 28 de octubre de 1982 «se vivió como una especie de nuevo amanecer, de luz». Tenía 25 años, ya había acabado la carrera y aunque no estaba afiliado -hoy es secretario general de los socialistas canarios- fue con otros cientos de personas al Bodegón del Pueblo Canario, a celebrarlo. Pero antes de que el júbilo cruzará las calles, la noticia llegó al cuartel general de campaña de los socialistas en Las Palmas de Gran Canaria. Allí, en el número 13 de Bravo Murillo, una asesoría jurídica de UGT que fue cedida al partido para la campaña, el desaparecido Domingo González Chaparro, coordinador de campaña, aguardaban noticias de Madrid en compañía de Antonio Aguado, responsable de actos. El PSOE federal tenía entonces su sede en Santa Engracia.

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Antonio Aguado recuerda el episodio: «Alfonso Guerra habló con Chaparro, tuvo la deferencia de hablar antes con todos los comités electorales». Guerra clavó los resultados con las encuestas a pie de urna: 202 diputados, una mayoría tan abrumadora en una cámara de 350 escaños que poco después se tildó de «rodillo» por la oposición política, «el rodillo socialista» que una veces se aplicó para bien según la opinión de unos y otras, para mal, según la de otros. «Alfonso Guerra dio en la diana con el número de diputados», apunta Jerónimo Saavedra en una entrevista realizada también para este reportaje. En un mundo aún sin móviles ni ADSL, desde Bravo Murillo Chaparro y Aguado llamaron al teléfono del bar del Bodegón del Pueblo Canario, donde ya se habían reunido los socialistas para vivir la noche electoral.

«He participado en muchas elecciones, pero aquella fue la mejor», afirma Antonio Aguado, hoy secretario de la Fundación Juan Negrín. «Para todos nosotros fue muy emotivo, para nuestros viejitos de la república ...». En este punto Aguado quiere rendir homenaje a Domingo Caballero Ríos, ya fallecido, por su labor como coordinador de las cuentas de la campaña, porque aquellas campañas eran todavía de las de coge rodillo y moja.

Que los socialistas hasta tenían caravanas que iban por los pueblos comandadas por Blas Artiles y que al estilo del teatro que llevaba Lorca con su Barraca, montaban escenarios y repartían ideas por calles y plazas. No es difícil entender el júbilo que cuentan quienes vivieron aquella noche como una victoria. El franquismo aún respiraba, hacía meses de un golpe de estado que había secuestrado al Parlamento y la economía como relata Saavedra estaba en horas muy bajas: «la inflación estaba en torno al 28% del IPC». La situación no es comparable a la actual, precisa el veterano político, porque ahora, y también gracias al PSOE estamos en Europa y las herramientas son otras.

Quizás la mejor imagen de lo que significó aquel vuelco político y la indiscutible figura de Felipe González - «el gran cautivador», según uno de los entrevistados- la aporta Herrera Piqué. «Yo conocía a Felipe González y a Alfonso Guerra, sabía de su solidez ideológica. Todavía incluso conservo el contacto con Alfonso. Alfonso era un hombre cultísimo y Felipe, un estadista extraordinario, el mejor de España en todo el siglo XX y lo que ocurrió es que él ya venía corriendo cuando el semáforo se puso en verde». De puerto del carmen. En octubre de 1982 se inicia, a juicio de Herrera Piqué, «el periodo político y económico más importante de toda la historia de la España contemporánea, desde las Cortes de Cádiz: se supera el aislamiento, se potencian los derechos individuales y se hacen leyes como la de las pensiones no contributivas».

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La exconcejala Marcela Delgado tenía 32 años en 1982, llevaba el área de la mujer del partido y participó en todos los actos de campaña: «Era una ilusión tan grande la que tenía la ciudadanía, ya sabíamos de dónde salíamos; de la dictadura». Piensa que seguramente llegó de las últimas a la fiesta del Bodegón porque pasó la noche recogiendo actas electorales por las mesas. Los recuentos electorales entonces eran eternos.

De ilusión habla también Manuel Medina, el catedrático conejero que pasó medida vida en el Parlamento Europeo. Iba el tercero en la lista por la provincia de Las Palmas al Congreso y no se enteró de que había salido elegido hasta que a la mañana siguiente cogió una guagua para volver a Arrecife desde Puerto del Carmen y unas trabajadoras que iban en el vehículo lo felicitaron. Si se le pregunta qué significó para Canarias el gobierno socialista responde: «Nos olvidamos de lo que era esto: en el mejor restaurante de Playa del Inglés te ponían la carne con moscas».

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Saavedra subraya el liderazgo fundamental de Felipe González, que «transcendió a todas las clases sociales y que, a pesar de la campaña brutal del PP de Aznar, incluso con falsedades, hasta su derrota fue dulce (la diferencia entre ganador y perdedor fue de poco más del 1%) en 1996».

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