«Mi humor es blanco, pero consumo el negro»
El confinamiento dio para mucho. Tanto para lo bueno como para lo malo, según las circunstancias y los caracteres de los implicados. Algunos artistas, mientras estaban en casa sin poder salir porque así lo requería la lucha contra la pandemia de la Covid-19, aprovecharon el tiempo para agudizar el ingenio y mediante la tecnología dar a conocer su creatividad tanto para sus seguidores habituales como para otros ocasionales. Ese fue el caso del humorista grancanario Jorge Bolaños, tal y como pondrá de manifiesto el próximo día 18 de julio, a partir de las 21.00 horas, en la Sala Insular de Teatro (SIT), donde estrenará el montaje Des-fase. Risas a dos metros.
El humorista isleño está radiante porque esta actuación supone su reencuentro con el público en directo desde que en marzo se decretó el estado de alarma en todo el país para intentar frenar la extensión del coronavirus. «Es mi primera actuación después de la cuarentena. Jamás he tenido tantas ganas de volver a ver gente durante un espectáculo que durante estos cuatro meses de parón. Los vídeos online están bien y me ayudan a atraer a más público para mis actuaciones, pero es insuperable el volver a estar sobre un escenario y el tú a tú con los espectadores», reconoce por teléfono.
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Jorge Bolaños explica que buena parte del espectáculo que exhibirá como punto y final de la programación con la que la SIT ha reabierto sus puertas se sustenta en su realidad. «Hablaré de mi experiencia en la cuarentena con mi pareja. Se dio la circunstancia de que nos habíamos conocido hacía poco cuando nos cogió esta situación. La pasamos conviviendo juntos y tenemos claro que si superamos eso...», avanza entre risas.
En casa, de lunes a viernes, cada día subía a la red un nuevo vídeo. «Los hacía por mí, por mi imaginación y para despejarme. Iban sobre situaciones cotidianas, sobre lo que yo y mi familia vivíamos y sobre cosas que leía en la prensa y de la actualidad», apunta, pero siempre con un humor «blanco», sin cargas de profundidad políticas o sociales y sin meterse «en berenjenales».
«Lo que me encanta es el humor negro, pero yo hago blanco. Creo que el negro llega a menos gente y el mío es para todo tipo de público. Pero como espectador consumo más humor negro, como el que hace Ignatius, por ejemplo. Con el paso de los años me gustaría hacerlo», confiesa.
Asume que será extraño tener delante a un público reducido (33 espectadores como máximo), muchos con mascarilla y todos separados por un mínimo de metro y medio de distancia. «Es lo que toca con la nueva normalidad. Me estoy concienciando. Pero también te digo que prefiero actuar ante una sola persona que tener muchos online y ver cómo aplauden con los emoticonos», subraya.
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Con la llegada de la denominada como nueva normalidad, Bolaños ha retomado su agenda de actuaciones, que lo llevará por Gáldar y Telde antes de que finalice este mes. Si le llega una oferta, no descarta mostrar su ingenio en la península, donde ya hizo sus pinitos. «El año pasado estuve haciendo cosas en Madrid para un público canario. En la cuarentena han seguido mis vídeos muchas personas de fuera de las islas y estaban encantados», apunta un artista que cree que ya está superado lo de que fuera no nos comprenden.
Cree que existe una buena y nueva generación de humoristas en Canarias. «Hay un grupito que creo que no se ha visto nunca, con tantas formas distintas de entender el humor. Cuanta más variedad exista, mejor para todos. Somos com una pequeña familia, aunque no nos vemos mucho», dice quien reconoce que Manolo Vieira es su principal referente.
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