Vuelve la histórica pega de vela latina
El Isla Graciosa, único barquillo de 8,55 metros de propiedad privada en Lanzarote, retoma mañana la legendaria pega con un barco grancanario, en este caso el Roque Nublo. La tripulación graciosera, que cuenta con varios Toledo, competirá con este barco de madera, que celebra sus 80 años con un encuentro de vela latina.
Lourdes Bermejo y Lourdes Bermejo / Arrecife
Jueves, 16 de julio 2020, 08:08
Gerardo Toledo ha pasado esta semana encerrado en el local familiar de Puerto Naos, ultimando la puesta a punto del barquillo Isla Graciosa, el único de 8,55 metros de propiedad familiar que aún compite en Lanzarote y que este año cumple 80 desde su botadura, en 1937.
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«Cuando volvió de Cuba, mi abuelo Roque lo mandó construir a Simón Morales Tavío, un carpintero de ribera de la Villa. Le costo 500 pesetas, una fortuna para el año 36, pero Roque quería establecerse nuevamente en La Graciosa y dedicarse a la pesca», explica Gerardo. Actualmente este barco, que llaman «de dos puntas» porque tiene la proa y popa simétricas, se ha convertido en patrimonio familiar de los Toledo y entre todos los nietos de su primer propietario lo mantienen listo para las regatas de liga. El Isla Graciosa ha sido remozado en todo este tiempo, «se le dio más manga y se puso una quilla más alta», pero sigue siendo enteramente de madera. Una característica que puede influir en la pega de este sábado contra el Roque Nublo «que tiene materiales modernos como fibra» explica Oliver Hernández, primo de Gerardo y actualmente vicepresidente de la Federación Insular de Vela Latina. Sin embargo, los gracioseros tienen a su favor que la navegación por el Río (el estrecho entre Lanzarote y La Graciosa) «es más complicada y requiere de la pericia del patrón». La regata comenzará mañana a las 16.00 horas entre la escollera de Caleta de Sebo y el Farión (al Este de isla). La pugna retomará el histórico pique entre deportistas de las dos islas, que dejó a lo largo de las décadas momentos memorables, teniendo como pioneros a los barcos Isla Graciosa y El Porteño. En 1962, las crónicas de Guillermo Topham relataron que la regata, celebrada en Gran Canaria «fue seguida por 30.000 personas, lo que la convirtió en el evento deportivo más visto hasta la fecha». Al año siguiente, en Lanzarote, se alzó con la victoria el barquillo graciosero.
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