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Olga Bykovets y sus hijos Ilya y Yegor abandonaron este martes por primera vez su refugio en un sótano para descubrir que su casa había quedado totalmente destruida. REUTERS | vÍDEO: Atlas

Las imágenes de satélite invalidan la tesis rusa sobre un «montaje» en Bucha

Las fotos revelan la presencia de cadáveres en las calles mientras las tropas invasoras controlaban la ciudad

miguel pérez

Martes, 5 de abril 2022, 21:31

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Las imágenes tomadas por los satélites sobre Bucha desmontan la tesis tejida por el Kremlin de que la masacre en la ciudad asediada y controlada durante semanas por el Ejército ruso es un »montaje» del Gobierno de Kiev. Tras el horror creado por el hallazgo de decenas de cadáveres tirados en la calle o semienterrados en fosas comunes -bastantes de ellos maniatados y con señales de haber sufrido torturas- y la reacción inmediata de condena de Occidente, Moscú argumentó el lunes que los cadáveres aparecieron después de que sus soldados se hubieran retirado de la ciudad. Es decir, la autoría de estas muertes no sería suya. E, incluso, el Kremlin advirtió que algunos de los cuerpos «se movían» o podrían ser «actores», dispuesto todos ello a generar la impresión de una matanza cometida por las fuerzas rusas con el fin de criminalizar al Gobierno de Vladímir Putin.

Si la teoría parecía ya bastante increíble, unas fotografías registradas de una calle de Bucha a mediados de marzo por el satélite Maxar añaden la prueba gráfica. Muestran lo que serían varios cadáveres de civiles diseminados en la vía pública y, concretamente, en un barrio donde los ucranianos dijeron haber encontrado múltiples cuerpos hace unos días, cuando recuperaron la urbe situada en la perifiera de Kiev tras la marcha de los rusos. Las imágenes consiguen focalizar a vecinos que fueron asesinados en plena calle a tiros o por efecto de las bombas en dos momentos diferentes: entre el 9 y el 11 del mes pasado, así como del 19 al 21, cuando el Ejército del Kremlin tenía el control de la ciudad. Muchos cuerpos han permanecido tres semanas a cielo abierto. Continuaban ahí, inertes y revelando la atroz brutalidad de sus agresores, cuando los periodistas pudieron visitar la localidad este fin de semana.

Las imágenes serán parte del dossier que compone la Fiscalía ucraniana para probar la existencia de crímenes de guerra por parte de los invasores. Un asesor del presidente Volódimir Zelenski explicó este martes que una línea de trabajo intenta demostrar que los autores de la masacre no actuaron por su cuenta sino que recibían órdenes de sus superiores en un plan estructurado para provocar el mayor daño en Ucrania.

Kiev mantiene la teoría de que los efectivos rusos asaltaron Bucha, así como otras ciudades, mediante una estrategia de tres etapas. La primera corresponde al enfrentamiento físico, cuando las unidades combaten calle a calle y edificio a edificio contra la resistencia ucraniana. Una vez doblegada, la cuestión es instaurar el terror sistemático entre la población mediante torturas, violaciones, ejecuciones sumarias y un castigoindiscriminado sobre la población. Se han encontrado cadáveres de menores de 14 años que habían sido torturados. Finalmente, en caso de repliegue, los soldados dejan un reguero de «atrocidades». Según el Ejecutivo de Kiev, dado que la retirada de Bucha se realizó «de manera orgabnizada», sólo cabría pensar en que loscrímenes de guerra se ordenador de forma «consciente». La jefatura de la Inteligencia británica coincide en esta tesis.

Reconocimiento facial

La UE ha prometido ayuda a la Fiscalía ucraniana para llevar adelante la investigación. Según medios estadounidenses, este órgano ha empezado a entrevistar a personas en todo el país, sobre todo mujeres y ancianos supervivientes, para documentar el «comportamiento brutal» de los invasores y elevar sus acusaciones a la Corte Penal Internacional. En esta enorme pesquisa participarían hasta 50.000 investigadores de distintos departamentos judiciales y policiales.

LAS VÍCTIMAS CIVILES, EN PRIMERA PERSONA:

  • «Echó veneno en el alcohol y hubo cuatro 'libertadores' menos». «Dinero y veneno, eso nos ayudó a salir de Chernígov. Los rusos estaban muy borrachos. Mi padre comenzó a tratar con los enemigos y ofrecerles alcohol ilegal. Durante dos días les dio bazofia de alta calidad, y para convencerlos de que no estaba envenenada, incluso bebió de la botella él mismo. Al tercer día ya no probó la bebida; al cuarto, vertió veneno en el alcohol. A la mañana siguiente ya había cuatro 'libertadores' menos. Luego negociamos con un 'buryat' (como se denomina a quienes pertenecen al grupo étnico más grande de Siberia), para que nos llevara a Bielorrusia por 3.000 dólares».

  • «Dejaron a mi hija calva, luego se la llevaron y no hemos vuelto a verla» «Los invasores entraron a nuestra casa el 26 de febrero. Derribaron la puerta principal. Nos observaron a través de la mira de las ametralladoras. El abuelo trató de abalanzarse sobre ellos gritando: '¿Qué hacéis, hijos de puta?'. Lo empujaron y le dispararon a su gato. Luego nos ordenaron a todos (yo, mi esposo, dos hijas, mi nieto y mi padre) que bajáramos al sótano, donde permanecimos casi dos semanas sin poder salir. Afortunadamente, había comida allí. Nos salvamos gracias a las conservas. El agua nos la traía a diario nuestra hija menor. Un litro y medio. Por la mañana y por la tarde, los soldados que se habían quedado en la casa la sacaban del sótano para que les preparase la comida. No nos dijo ni una palabra sobre cómo la trataban. Pero suponemos que abusaron de ella. El 8 de marzo volvió calva, y al día siguiente la sacaron del sótano y nunca más la hemos vuelto a ver. Nuestros 'invitados' también se fueron. Dejaron la casa destrozada. En cuanto pudimos nos fuimos a otra ciudad».

  • «Todas las mañanas los cazas volaban sobre nuestras casas tirando bombas» «Daba mucho miedo: explosiones cerca, tanques, misiles Grads... Viviamos en el sótano. Nos sentábamos con mi hija allí y rezábamos. La aviación rusa era la más temida. Todas las mañanas los cazas volaban muy bajo sobre las casas y lanzaban bombas. Te sientas, escuchas el sonido y piensas: ¿Caerá esta vez sobre nosotros o no?». «Un día nos arriesgamos e intentamos ir a casa de mis padres. Pasamos por los jardines, cruzamos junto a la escuela número 3, pero en la calle Oleksy Tikhogo nos topamos con un tanque enemigo. Había cadáveres de civiles alrededor, muchos cadáveres. Nos asustamos y empezamos a gritar con fuerza para que no nos dispararan. Los soldados rusos salieron y nos apuntaron con sus ametralladoras. Estaban enfadados, eran groseros, pero agitaron la mano y nos dejaron pasar. Tal vez el Señor nos salvó. Había muchos cadáveres, todos civiles, frente a ese tanque. Dimos la vuelta y tuvimos que pasar por encima de los cuerpos».

De momento, la Fiscalía ya ha identificado a algunos supuestos participantes en la matanza, según medios ucranianos, gracias a un potente sistema de reconocimiento facial estadounidense al que Ucrania tiene acceso desde principios de marzo. Al parecer, la Policía ha revisado las grabaciones de las empresas de transporte desde donde cientos de soldados han enviado a sus familiares en Rusia objetos saqueados en Bucha y comparado sus rostros con esta base digital, que contiene más de 2.000 millones de imágenes de redes, entre ellas las colgadas por miles de militares rusos.

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