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Soledad y aislamiento social. Un serio problema de actualidad
LA OPINIÓN DEL EXPERTO

Soledad y aislamiento social. Un serio problema de actualidad

La pandemia mundial generó el cierre de actividades y restricciones en al contacto social, llevando a la soledad a muchas personas que se vieron confinadas en sus hogares o en residencias de mayores lo que ha tenido un impacto negativo sobre el bienestar físico y mental de nuestros mayores

DR. RENÉ DE LAMAR

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 5 de marzo 2022

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Los problemas de la salud mental relacionados con el aislamiento social y la soledad, principalmente entre la población mayor estaban aumentando a nivel internacional antes de la pandemia y ya constituían motivo de preocupación para las autoridades sanitarias.

A día de hoy, por efecto directo o indirecto del Covid, el incremento exponencial de personas afectadas por la soledad y el aislamiento social sobrepasa todas las expectativas generando un elevado numero importante de afecciones mentales con repercusión a nivel sanitario y social.

  • Efectos El aislamiento social y la soledad pueden tener efectos adversos sobre la salud tanto a corto como a largo plazo que no se deben ignorar y la prevención es primordial.

  • Subestimado Sin lugar a dudas, el aislamiento social y la soledad en la población mayor se han subestimado durante años así como la evidencia que avala su importancia e impacto sobre el sistema sanitario.

  • Covid La soledad y el asilamiento pueden incluso influir en la susceptibilidad a la infección por covid-19.

  • Relevancia En Estados Unidos la Academia Nacional de la Ciencia, incluyendo medicina e ingeniería publicaron un informe de consenso de expertos sobre la relevancia del aislamiento social y la soledad en los adultos mayores y su impacto sobre la salud.

  • Aumento Diversas encuestas sugieren que la soledad en la población mayor ha aumentado entre un 20 y un 30% durante la pandemia.

  • Conductas El aislamiento y la soledad influyen en conductas de salud nocivas como el consumo de sustancias como el alcohol, alteraciones del sueño y de malos hábitos alimentarios.

  • Sectores Las tasas más altas de soledad se detectan entre personas de mayor edad, viudas o separadas, que padecen varias enfermedades crónicas y con ingresos más bajos.

  • Enfermedades Hay evidencias contundentes que el aislamiento y la soledad contribuyen significativamente a padecer enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.

  • Salud mental La soledad y el aislamiento social predicen una peor salud mental y la personas con afecciones mentales tienes más probabilidades de estar solas y socialmente aisladas.

  • Conexión Estar conectado socialmente tiene un efecto protector y aumenta las probabilidades de supervivencia en adultos mayores en un 50% por lo que favorece el envejecimiento exitoso y saludable.

Por ser una situación de máxima actualidad e interés que precisa de la atención por las autoridades sanitarias, políticas y toda la sociedad es el tema seleccionado para el artículo de hoy.

La socialización es para el cerebro y el bienestar lo que la alimentación es para el cuerpo

La evidencia avala que un porcentaje significativo de la población mayor de 70 años ya estaba socialmente aislada, en soledad o ambas cosas antes de la pandemia.

Las medidas adoptadas dirigidas a un contacto social limitado a causa de la pandemia mundial están adquiriendo una naturaleza más persistente y generará problemas de salud a corto plazo, que ya los estamos viendo en las consultas cada día y a largo plazo si no se mitigan en la mayor medida posible los deletéreos efectos del aislamiento social y la soledad sobre la población mayor.

Lo realmente importante es buscar un espacio, vía o una manera, compleja sí, pero no imposible, que evitando en la mayor medida posible los riesgos del covid se minimice o neutralice el impacto del aislamiento y la soledad sobre la población mayor.

Aunque nos parezca sorprendente en el 2018 en Reino Unido se publico un manual de estrategia nacional para abordar la soledad de manera adecuada y evitar sus efectos deletéreos sobre la salud, además se nombro un ministro de la soledad lo que nos da una medida de la magnitud del problema y que nos obliga a no mirar para otro lado ante el crecimiento de la población mayor en el contexto de la pandemia que estamos viviendo.

Un enfoque de sistemas reconoce que los factores individuales, comunitarios y sociales son interdependientes y pueden ser decisivos en contribuir a minimizar o paliar de manera coordinada, con un adecuado asesoramiento y apoyo el aislamiento y la soledad.

Se deben fomentar las interacciones de calidad e impacto entre los miembros de la familia, los amigos o vecinos, brindar y/o recibir apoyo de los demás y las expresiones de gratitud promueven los vínculos sociales y se correlacionan positivamente con la socialización.

A nivel comunitario adecuar los espacios físicos y las normas sociales de reunión a la situación actual, fomentar normas de apoyo, inclusión y confianza que favorezcan una sensación de relativa seguridad para sentirse conectado y socializado.

Entre las necesidades sociales actuales de la población mayor son prioritarios combatir el aislamiento y la soledad, que debería incluirse en los planes de vuelta paulatina a la nueva normalidad.

¿A qué nos referimos concretamente al hablar de aislamiento social y de soledad?

El aislamiento social se refiere a estar objetivamente solo, tener pocas relaciones o contactos sociales poco frecuentes.

La soledad se refiere a sentirse subjetivamente solo, o la discrepancia entre el grado deseado de conexión y el grado real del día a día.

«La socialización es para el cerebro y el bienestar lo que la alimentación es para el cuerpo».

Aunque se necesita la estandarización internacional de la medición y la clasificación para obtener estimaciones más precisas de la prevalencia y los cambios en el curso del tiempo, la evidencia sustancial de las encuestas tanto nacionales como internacionales suscita preocupación.

Los efectos letales del aislamiento social y la soledad pueden tener efectos sobre la salud más inmediatos como en el caso de suicidio o violencia doméstica o a más largo plazo, en el caso de fallecimientos relacionados con enfermedades.

Datos internacionales basados en estudios en más de 3,4 millones de personas demuestran la asociación del aislamiento social y soledad con un riesgo significativamente mayor de muerte por diversas causas como puede ser la obesidad.

La falta de información en muchos casos y de proximidad a los demás, especialmente a los de confianza puede resultar en un estado de alerta continuo tanto a nivel central como periférico que vaya deteriorando progresivamente la salud.

Además inducir comportamientos problemáticos y los cambios fisiológicos que potencialmente pueden exacerbar o precipitar la aparición de eventos agudos en personas con enfermedades preexistentes como la insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial o la diabetes mellitus.

Con respecto a la salud mental, el aislamiento es un predictor de alteraciones o de peor evolución a la vez que las personas con trastornos mentales previamente conocidos pueden tener predisposición a estar solas o a limitar el importante contacto social.

Se debe destacar esta asociación bidireccional, ya que en una revisión de historias clínicas durante dos años tras el inicio de la pandemia ha mostrado que las personas con diagnóstico de trastorno mental tienen más posibilidades de infectarse, hospitalizarse y padecer complicaciones por covid-19.

Recientes investigaciones han demostrado que las personas que experimentan factores estresantes interpersonales entre los que está la soledad tenían una mayor probabilidad de desarrollar una enfermedad de las vías respiratorias cuando se exponían a virus como el que causa el refriado común.

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