¿Querría ir con su perro a la playa?

Con estos datos, el Partido Animalista Pacma ha convocado seis concentraciones en distintas ciudades durante la próxima semana para reclamar el acceso a las playas. Gijón, Rota, Cádiz, Coruña y Barcelona acogerán sus respectivas manifestaciones, además de Las Palmas de Gran Canaria, donde será el viernes 19 agosto, a las 18.00, en el parque de perros de Santa Catalina.

«Cada vez más personas deciden compartir su vida con perros, por lo que la administración debería ir adaptándose y ampliando las posibilidades para que estos puedan acompañarnos también en nuestros momentos de ocio», explica en un comunicado el vocal de la junta directiva de Pacma, Javier Sanabria.

En esta línea, CC también ha reclamado recientemente al Cabildo de Tenerife un plan de playas caninas en la isla para dar respuesta a la creciente demanda de espacios de ocio para los animales y sus propietarios.

No es la primera vez que la capital grancanaria alza la voz para ampliar los espacios caninos. En 2009, una concentración de un centenar de personas en Mesa y López clamaba al Ayuntamiento que habilitase zonas para el tránsito y el depósito de excrementos de los entonces 47.300 canes censados.

Los canes lucieron baberos que rezaban «Momo no me mima», en alusión al alcalde, Jerónimo Saavedra, quien mantenía el compromiso electoral de modificar la ordenanza que regulaba el tránsito de perros.

Dos años después, los dueños de estas mascotas volvieron a pisar la Playa de Las Canteras contra la prohibición del paseo por motivos de «higiene». Una norma que a día de hoy mantiene el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Para estos usuarios, el debate resulta «prehistórico» en comparación con otros puntos de España, donde no se discute la posibilidad de acceso sino los horarios para hacerlo.

En esta línea, Pacma señala que «no existe ningún informe higiénico-sanitario que vincule la presencia de perros en las playas con riesgos para las personas o con problemas de salubridad». Así, aseguran que las escasas zonas costeras que admiten su presencia han demostrado que es posible una convivencia «armónica y respetuosa» y, por tanto, siguen reivindicando el libre acceso sin restricciones ni franjas horarias. «Ya es hora de que las playas sean para todos», concluyen.